martes, febrero 12, 2013

Te esperaba...


      Te esperaba, es cierto. Con el esplendor de las constelaciones evocando la vía láctea en una noche sin la luz emocionante de ese animal gris. Ahora estoy aquí, sola, con los latidos de un corazón que anda sin rumbo, desorientada. Te esperaba. Así con alas azules de mariposas para seducirte, para que me seduzcas con ese destello especial que inspira tu mirada. Ya ves lo que transcurría en mis horas. Solo pensaba en ti. Sí, en cuarto vacío cuyas paredes blancas y frente un espejo me hacían repetir la escena de lo que te iba a decir. Pero, no llegaste. Se te ha hecho tarde, dices. Y yo con un cigarro que hace espirales en el desierto de mi alma voy y me desnudo. Sí, como si de ti tratase. Sola. Frente a un espejo y una noche sin luna. Lentamente soy cuerpo que con el hechizo invernal se queda con el frío de mi mirada. Me toco, me acaricio como si de ti se tratase. Círculo en que me envuelvo y soy yo y solo yo ese ser que llama a los fuegos fastuosos de la lucidez de la mente.  Te esperaba. Ahora observo que es vano. Que no merece la pena de ser pulso profundo de tus labios, de tu mirada. Escucho un piano que a lo lejos me dice de la pena que cabalga rajando cada uno de mis pasos. Y tu, ausente todavía te hallas en las ventanas que dan al vacío de tu pasión. Te esperaba. Como decírtelo. Velas que se agotan, caminos destruidos por ese querer respirar sin cadenas que nos oscilen en el temor. Temor a que, me pregunto. Respirar del aliento de las gaviotas cuando ya la madrugada se apodera de nuestros sentidos. Respirar del aroma del universo cuando el jadeo de mi cuerpo circulando por las cimas de tu ausencia se empecina en pensarte. Respirar del rubor de las olas cuando te dibujo sobre mí, sobre mi vientre, sobre  mis senos erigiendo el arrastre del silencio de tu voz.

1 comentario:

Leonilo dijo...

El ronco lamento de la espera, la inquietud que propicia el desdén no deseado. Sentimiento plasmado en la sonoridad de un texto...