El océano. Un eco en la
profundidad. Olas que se retuercen cuando contra las rocas rompen su entereza.
La tarde. Un viento que se aproxima. Montañas a lo lejos. Un cielo que afirma
la verticalidad de nuestros pasos. Un suspiro. Y tú no estás, no estás…Lejos.
Horizonte que enmudece y se raja en la sentencia del vacío. Abisal recorro cada
esencia que me seduce amarte, amarte…Y giro y giro en una pena que seca mis
ojos. Aquí estoy. Estoy aquí. Ausente orilla donde mi ser es canto fúnebre por
los desaparecidos. Cementerio de náufragos que ven las gaviotas ausentarse.
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