Sonríes.
Te miro.
Disipas la pena
Y te entregas a la danza viva
De las fogatas en invierno.
Vienes con ese halito de cordialidad
Que dilata los corazones
Congregándoles a un solo soplar,
Soplar para que ese árbol
Que está ante ti
Sobreviva a cada mano de sangre,
A cada lluvia negra en el avance
De nuestros ideas.
Sonríes.
Te miro.
Un beso en el aire
Es rescato por los pétalos aterciopelados
De mi cuello, de tu cuello
Que a través de las rocas
Será es manantial, si queremos
De la rotura de la agonía de la naturaleza.
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