martes, marzo 19, 2013

Rompen las olas...


Cuando la calidez llega del soplar de la tarde nos convencemos que somos almas a la conquista de las olas que vienen y que van. Nos aproximamos a la orilla con el sentido de nuestro aliento y danzamos de roca en roca con la evocadora brisa que nos ciñe a la calma. Una calma que rebosa en los corazones alentados por cierta nostalgia. Nos despeinamos, dejamos nuestros cabellos al vaivén del tiempo que discurre en la eternidad. Las nubes se alejan con esa mímica especial de sus formas y un cielo azul nos impregna del abrazo al universo ¡Rompen las olas¡ Nos refrescamos. Y un grito de alegría y serenidad nos lleva por esos mundos de la naturaleza. Nos desnudamos y en ese cuerpo de ropas inexistentes  lanzamos nuestros suspiros al océano.  Alzamos nuestros brazos. Cerramos los ojos y el misterio de ese manantial de sabiduría recorre nuestras pieles. Dejamos discurrir cada gota, cada pensamiento al ritmo del rumiar del océano. Y mar adentro somos esa perfección cuando nos entregamos a la madre naturaleza. Caballitos de mar giran en nuestro entorno, caracolas lanzan un canto que nos unen a la caricia incesante de las algas. Y nos sentimos caer en la emoción de ser hijos de un mismo universo. 

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