Encadenada a las horas
Cuando los rayos solares
Luce su traje más luminoso.
Es agotador cada paso, cada palabra
Que por el sudor surcamos en la tarde.
Una tarde donde los pajarillos callan.
Donde el rumor de la polución se calma.
Meditamos, estáticos somos faro de la lejanía
Y todo lo vemos venir.
Sí, todo llega en su momento.
Ese momento que debemos arrimarnos lentamente
Y saborear de su dulce balada.
Y se que tu puedes, que yo puedo, que todos podemos
Renacer en el sentido de las alas del universo
Y ser esos caballos que galopan
A ras de los sueños.
Y se tu puedes, que yo puedo, que todos podemos
Con un poco de empujo y el encantamiento de la vida
Acercarnos a la esperanza de un mundo mejor.
Venga dame de la mano,
Esa mano que el rotar y rotar de los días
Nos conducirá en la esencia de la alegría.
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