martes, agosto 13, 2013

Sentada(relato)

Estaba ahí sentada, esperando el pasar del tiempo. Un cielo límpido la acompañaba en ese crepúsculo cuando todo es silencio y solo el griterío juguetón de los pajarillos llama a la jornada. Sus manos arrugadas, manos de años de trabajo se extendían sobre sus rodillas. Su mirada vidriosa, arañada ahora por la vejez era ahora símbolo de recuerdos. La añoranza no entraba en ella. Estaba sola. Sola por qué ya todos se habían ido¡ Si ido¡ Para no volver jamás. Tal vez pensaba ella que cuando fuera hija de un nicho todos vendrían a llorarla, a ser ese quejido hipócrita de su ser. Andarían en el ayer. Ese ayer que ahora estaba lejos, muy lejos. Sola combatía con la nada de su piel ser caricia de su familia, de sus amigos ¿Dónde estaban? Las campanadas de la mañana eran pulso de lo solitario de ese pueblo. Así sentada anhelaba un saludo. Un saludo que a su corazón lo motivaba para una sonrisa. Todos se habían ido. Casi no la llamaban y ella entre lágrimas que surgían de la pena no quería invocar la venida de sus nietos, de sus hijos. Para que se decía. No deseaba ser víctima. Las horas pasan y ella estaba ahí sentada, tranquila esperando para el quehacer de su rutina diaria.  Todavía soñaba. Se encontraba bien. La luz del día le radiaba todo esa entereza que poseía, todo lo que había perdido ¿Para qué?, se decía. Tanto amor ¡Tanto amor¡ Y ahora esta situación. Es mejor no tener nada, que haberlo tenido y perderlo. Ya sabia que estaba vieja, que sus pasos eran torpes pero aún poseía aquello que muchos aprecian el amor y su memoria. Una memoria que no se hartaba de vivir en sueños de una ayer. 

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