lunes, febrero 24, 2014

Miras....

Miras al infinito del cosmos cuando bajo una cumbre nevada eres eco de pinzones dormidos. Miras con el quejido de tu alma que siente los precipicios que buscan el brío de las alas al moverse para danzar con la luz de la luna. Y quieres saltar. Sí, ser pisadas de otros recuerdos que te insuflen las ganas.  Ahora, solo miras. Miras como el vacío de tu vida se adentra por un bosque oscuro y apagado donde la tenebrosidad de su sombra es fuente que bebes. No sé por qué. Beber de lo que ya se fue. De lo que ya no es.  Y miras, y yo te miro. Miras la llamada de la brisa que te hace perderte por senderos aislados a la firmeza.  Como rostro oculto atravieso tus sentidos. Y no me ves. Te vas con tus ojos de la desgana  a un lugar que te retira de las emociones, de las hogueras felices del amor. Miras. Sí, miras esas curvas brumosas que has de recorrer y la pesadez llega a ti. Levántate amiga, te digo. Ven aquí donde una fogata de vida dará lumbre y calidez a tus ojos.  Lo desechas. Huyes. Y en esa huída caes. Otra vez no ¡No¡  Caravanas de languidez azotando a tus espaldas.  Una tras otra. Otra tras una.  Miras con cierta fragancia que se expande a la nada. Una nada que con navajas  corta el aire que respira. Ven aquí. Sí, aquí donde al calor de un arco iris seremos burla                                                                                       a eso que tu llamas ayer.  Y viajaremos por esos paisajes donde nuevas alegría te darán descanso. Miras. Sí, miras. Y yo te miro. Miro como de tu muerte vuelves con manos de pétalos y corazón de vida.


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