jueves, marzo 20, 2014

Divagaciones de una mañana de marzo....

Y no luce la sombra broncínea de ese astro cuando el amanecer es alfombra de nubes cenizas donde se recuestan los sentidos. Avanzamos. A medida que el tic-tac de un viejo reloj nos dice de ese tiempo que se va. Aquí estamos.  Saboreamos el perfume de la mañana donde los pájaros no son tonada.  En la espera aguardamos el silbo del viento que hoy permanece callado. Desaparece. Entre las calles de esta urbe nos movemos y levantamos una llamada a la distancia que se encierra sobre mareas de un lejano deseo. Y deseo es la palabra. Deseo de perderse por los laberintos de una mirada que nos dice “sigue, sigue”.  Y seguimos. Con un desierto en nuestra espaldas, con el incierto paso de las horas.  Que pesadez, nos decimos. Pero impenetrables, aislados nos balanceamos sobre los sueños que se yerguen en la sombra que vamos dejando atrás.  Y así continuamos. Siempre encerrándonos con nuestra esperanza que a veces juega al escondite ¿Dónde estás? A por ti vamos. Sí, alargamos nuestra mano y tomamos de ella como manantial de siemprevivas que nos hace sonreír. 

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