miércoles, marzo 12, 2014

el fuerte oleaje

El fuerte oleaje. La sombra que da mi mirada. La lejanía de las montañas que se oscurecen a medida que la tarde cae. Te acercas. Te aproximas con el resonar de pardelas que buscan su norte entre los acantilados. La pesadez de mis alas. Se despliegan e intentan volar y volar más allá del horizonte cobrizo.  Veo tus manos. Lo único que observo de ti. Veo el  corazón en la penumbra de sus días, el jadeo incesante de una ballena. Cementerio de sueños que corroen el navegar por las estelas de los primeros astros.  Me arrimo. Me acerco a ti. Tú y yo. Yo y tú. Y formamos ese rompeolas donde los deseos se fraguan al son de una caricia, de un beso, de unos pasos que saltan al vacío. No, no mires atrás. Para qué, te digo. Y vienes con ese encanto que seduce a los océanos. Hijas de ellas somos. Allí volveremos cuando las penas nos aticen sin cesar y nos sumergiremos en esa boca cuyo aliento es de sal y algas. Volveremos a nacer. Ya todo ha pasado. Aquí estamos. Tú y yo. Yo y tú. 

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