Avanza en el aliento
del invierno, la ciudad se aproxima. Se
cubre de nubarrones anunciadores de gotas
heladas caerán sobre nosotras, sobre ellos. Tenemos que darnos prisa. Anne comprende mi forma de entender las cosas,
ello, me satisface…tanto…que nuestros lazos serán perdurables en el paso de las
épocas. Todo ha sido instantáneo, ralentizado por la espera ¡Qué más da¡ Puede
ser que todo salga bien, nos comprendemos y ello nos lleva por los senderos
veraces de lo eterno. Puede ser también
que tenga nuestros atascos, normal en el rendirnos a la verticalidad de este
amar. Nos soportaremos en los bonancibles y malignos momentos acordados brújula
de nuestro tiempo. Y ahora que llegamos a la ciudad lo juro, prometo por el
resto de mis latidos que seguiremos unidas. Nadie o nada nos derribará, vayan
con sus prejuicios a una escuela educadora de las agresivas entrañas. Hemos sido hostigadas por muchos años. Y no
tan solo por ser lo que se es sino por ser mujer. Por ser mujer nos han desechado, violado,
maltratado, ignorado, menospreciado,
matado. Tenemos que ponernos en pie Anne
y guerrear con el sexo opuesto y a veces con nuestro propio sexo. Aún no entiendo por qué esta cultura de dañar
a la mujer. Todo somos iguales ante la visita del cosmos, este espacio que
habitamos en una apartada galaxia como polvo de estrellas. Mujeres que en su
llanto las martirizan con navajas sobre su esencia. Mujeres dejadas a ras de
tundras horripilantes cuando ellos se han ido. Mujeres soldados arrebatadas de
la dignidad de ser humanas. Mujeres hambrientas olisqueadas por la plaga
desquiciada de un velo, dejándolas consumirse en el silencio. Mujeres de mirada
perdida en los campos de harapos hechizada por las pezuñas de la bestia negra.
No, no más gritos hacia ellas. No, no más denigrantes llamas sobre sus cuerpos.
No, no más violines rajados sondando sus huellas ¡Ay Anne¡ hay tanta
becerradas, educación nefasta a generaciones futuras. Todos, todas iguales ante
esta burbuja colgada de una rama que se quiebra…que se quiebra. No me escuchas,
ya estamos aproximándonos a esa urbe y lo encontraremos. Sé de la asustada
derrota en que estás sumisa, el no poder ayudar a seres desvalidos, caídos en
esta sociedad. Ahí la tienes, cemento tras cemento abatidos por la contaminación,
por una lluvia ácida que aborrece todo lo que tenga ánimo de vivir. Somos
seres, los únicos, que nos adaptamos a los cambios de este ambiente ¿Y los
demás? Perecerán en el círculo de aguas envenenadas por nuestras propias manos,
por nuestras propias acciones irrazonables. Sigamos Anne, querida Anne. Que
todo concluya si tiene concluir para el renacer de un nuevo aliento, que todo
miré y se transforme por el bien de esta
comunidad trajeada de una luna bellas y un sol exultante...
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