Astros condicionando la deriva
Por tierras arrojadizas a la infertilidad
De sus manos
De sus corazones
De sus pensamientos cansados.
No, no son extraños,
Son el eco de nuestras huellas
En el paso de la rutina
Colmada de vacío.
Ahí vienen, hijos de nuestras entrañas,
De la única luz de esta atmósfera
Sombra de este mundo.
¡Bienvenidos¡
Abrazo de hermanos enraizados
A los huesos pilares de nuestros andar
Por el auge de la madre tierra.
¡Bienvenidos¡
Todos, en la unión de los sueños
Libres, esperanzados, pacíficos.
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