Mis manos, las examino, las observo. Secuelas de las
vivencias que transcurren en el paso de los otoños. Mis manos, caricia entre
ellas convergiendo en el sabor de los sentidos. Mis manos, aquí están. Yo
también estoy aquí respirando de la brisa temprana cuando los pajarillos de
diversas tonalidades alcanzan mi balcón. Mis manos, elocuentes en el vagar en
las profundidades marinas en busca de caracolas para enviar mensajes
subterráneos en el misterio que mueve el alma. Mis manos, abrazadas a la vez
que sus andanzas se vierten en dejadez. Mis manos, planicie donde el revolotear
de las palabras se consumen en la nada. Mis manos, avanzan sembradas de
monólogos vacíos. Mis manos, en alto, asumen la huída en el oleaje agresivo del
silencio, de la sombra que las seduce con su arrugada música. Mis manos…
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