jueves, febrero 07, 2019

Blanco...



Unos ojos , blancos…my blancos. Recoger el aliento de la madrugada cuando los sueños se evaporan a medida que se elevan. Rostros degradados, enganchados al jadeo de las mareas. Y nos entregamos al silencio, a la duda, a la incertidumbre de mundos lejanos, de tierras yermas para la verticalidad de los sentidos. Perdida en el vasto rasgueo de una guitarra o porqué no un violín. Amanecer de cristales rotos arrugando los deseos. Mis ojos, blancos…muy blancos donde la dejadez son cipreses jugando en círculos de arena. Escucho el rumiar de las olas cuando son cercano alimento a mi estómago de mariposas muertas…muy muertas. Y camino por calles oscuras, la lucidez de mis pasos ahuyentan almas invisibles en el rigor de la pena. No, no estoy llorando, solo, deletreando el destino de las almas ajenas a mis manos, a mi vientre, a mi respiración.

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