martes, enero 14, 2020

LA BARCA



La barca, una barca marcada por cicatrices borradas en nuestra memoria. Las gaviotas,  surcando el océano al encuentro de su presa…una, dos, muchas se posan en una playa vacía donde solo una barca encallada habla del ayer o tal vez del presente , del mañana. El crepúsculo , suculento amanecer donde los amantes se distancian en sus rutinas monótonas. La barca, una barca marcada por almas en la huída ¿Han llegado? ¿Han sobrevivido? Después de las terribles barrotes que han de pasar como prueba del dolor, como prueba de la pena, como prueba del adiós. La barca, ahí está, quieta, acariciada por una suave y tibia brisa en la orilla ¿Dónde están ellos? ¿Dónde están ellas? La mañana se vierte en calma con la hegemonía de un cielo azul donde la luna y el sol se besan en la distancia. Esa distancia que hemos de recorrer para hallar la paz, los libres deseos ante una atmósfera agrietada, doloroso, amortajada. La barca, mis ojos, la ausencia de ellos , de ellas y miro al cielo, las gaviotas , surcando el océano donde los ahogados suspiran al viento, empujan sus espíritu a lucha de la llegada del fin de sus llantos. Llantos sin lágrimas. Llantos de la agonía de sus corazones. La barca, mis ojos, la ausencia…que la huída de todo mal se extinga, quede difuminada como un infernal sueño del cual pudieron escapar. La barca, una barca en la orilla, una barca sin color, una barca que no entiende de diferencias, una barca que conversa con las gaviotas.

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