lunes, enero 27, 2020

NO.....





No. No me apetece callarme. Me gusta conversar con la madre tierra. Sí, con el viento, con la lluvia, con las nubes, con los soles, con las lunas. Soy así, pasos agrietados a medida que mis ojos, que mis oídos a veces,  insonoros, estáticos son alumbrados por la mediocridad humana. No . No me apetece callarme. Gotas de llantos cuando vientres reventados por el hambre, por la sed se vierten en mis entrañas. Gotas de alaridos cuando guerras groseras, estúpidas, malévolas sobrevuela en los inocentes. Sí, no me apetece callarme. El mundo gira y gira en torno a fogatas de calidez se sienten derrotadas, perdidas en la inmensidad de nuestros sentidos. Un mundo inconcluso. Un mundo obtuso. Un mundo donde rayos degradados rasgan ojos blancos, ojos inacabados en el dolor, en el grito. Colmillos rodean  nuestras conversaciones con nuestros pasos inciertos, inestables. Y todo calla, somos plástico, somos deshielo, somos tormentas, somos catacumba de un mundo mudo, de un mundo sumido en el callar y callar. No. No me apetece callarme. Girones de violencia nos obstruye, nos entierra en fosas comunes. No. No me apetece callarme. Que venga la paz, que venga la esperanza, que venga el amor, que venga los sueños de un mañana. Sí, un mañana donde nuestras pisadas no sean más que rosas al viento.

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