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Estoy
frente el espejo, este espejo que parece despertar en esta habitación donde habito con mi hijo. Veo
hogueras en toda su dimensión. Veo un perro canelo. Veo un anciano. Veo mujeres
danzando a son del llanto, la angustia de estar perdidas, solas. No entiendo al
principio pero algo ronroneo mis sentidos. Madre, eres tu, así ha sido tu adiós
de esta atmósfera. Un anciano. Un perro canelo merodeando. Mujeres con la pena
de los años, de los siglos y todo igual. Desapareces de este mundo y en una
fuerte y energética explosión eres hija de otros lugares, ausentes en mí. La
noche tiembla, la luna hace hueco a las soledades, a los corazones callados yo,
uno de ellos. Sé que jamás volveré a mi cuna, a ese país echo añicos, echo
miseria, echo lodazales donde la muerte danza. Te presiento y te llamo. No para
que me auxilies sino para que acompañes mi memoria en estos instantes donde la
noche tiembla y la luna hace hueco a la soledad. Oigo un ladrido y por un
momento me pierdo en la ventana, un perro canelo pasea con su dueño, un
anciano. Por su andar deduzco que es un extraño, como yo, en esta tierra. A ti te
busco entre las estrellas, en esa luna que hace hueco a mi soledad. No te
hallo. Te busco y no te encuentro por instantes me desmoralizo y mis ojos
vuelven a ese niño. Ese niño traumatizado por los azotes a su procedencia. Me
apetece ahora que duerme, dar una vuelta. Salgo silenciosa, cautelosa de no
despertarlo. Me enfrento a una calle que en pleno invierno se aísla de las pisadas.
En esta noche de luna temblorosa me hago la idea de que me acompañas. Cierro la
mano e imagino que vas conmigo. Un sudor frío se aposenta en mi cuello. Un
sudor frío discurre por mi cuerpo. Un sudor frío me hace detenerme. Y observo
mujeres danzando alrededor de una hoguera, tus cenizas. No más. Pero te siento
tan próxima a mi que solo percibo tu aliento, tu olor, tus ojos. Percibo que ahora
descansas, estabas sola, viviendo en la pobreza, en subterráneas cuevas del
desdén de una sociedad donde una mujer no vale nada. No se dan cuenta, somos
humanas, somos la base escalofriante de lo que nace, de lo que brota y luego se
pudre, decae tras un telón de confusas ideas, de enervadas ideas. No dejarnos
llevar. Ser una misma, ello me cultivaste y ahora soy ese caldo donde todo bulle,
donde todo lucha...continuará
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