jueves, septiembre 25, 2025

HABITACIÓN CERO( NARRATIVA)19

 

19

La mañana se hace variable, calor, lluvia. Baja y suben las temperaturas en un crujido y lo pegajoso de esta atmósfera se pega a mis carnes. Presto mi conciencia en lo positivo, te pienso, aunque tú, no sé, quizás me olvides en las horas que no estoy contigo. Un tremor alcanza esta isla, viene de ese otro cauce del mal de las entrañas de la tierra. Y a la vez hay que pensar que es normal. Demasiado tiempo aletargado y cuando menos te lo espera junto al desbarajustes de los seres que pueblan este mundo todo confluye, todo se unifica creando una verdadera confusión. Y a veces nos sometemos a nuestro infortunio o eso creemos, hilando como espectadores sin saber lo que vendrá. Quietos. Estáticos. El oleaje nos vence y nuestra razón disemina lo necio, la negatividad. Este chiquito mundo ha tenido tantas transformaciones, tantos imperios caídos, tantos desastres, tantos y tantos y llantos de lo que hemos permanecido al margen , solo lo escrito por la opinión de historiadores bajo su punto de vista. Y Ahora es todo tan cercano, los medios de comunicación es un explosivo que nos desaliento, que  nos produce una tristeza incómoda cuando rostros sucios, rostros gastados, rostros moribundos, rostros sedientos, rostros hambrientos se planta bajo nuestra visión en la autodevastación de nuestra especie. Y un sin aliento, un corte de respiración juega en nuestro vientre con flores muertas, flores heridas. Entonces me siento caer. Apago las noticias, huyo de las redes y me escondo donde el dolor no tenga cabida…donde no tenga cabida. Me asomo al balcón, la marea en su ciclo sube. Está revuelta , un mar de fondo que ya conozco, traidor. Y , ahora, aquí a solas, te pienso, siempre te pienso en esa habitación de paredes blancas y suelo gris. Una hoguera quema todo el ayer y yo me siento rejuvenecer. Estoy en el ahora , en este ahora estático, quieto. Dejo fluir una de mis melodías cargadas de una poética auditiva que me sostiene, me agarra a ser velas elevadas al viento…al viento. La tormenta veraniega ha terminado. Esta aruñada tierra tiende en medida que pasan los años ha ser más yermo, a ser más catastrófico, a ser más áspero en su relación con nosotros. El cambio climático está ahí, lento pero viene, lento, pero está más lo cíclico de la evolución de este mundo. Dicen que el campo magnético de la tierra esta variando. Una sociedad al servicio de la tecnología le afecta, los navegantes de los mares perderán sus rumbos cuando su gps se vea modificado por estas circunstancias. Y, entonces, que decir…todo cambia. Si, cambia el tiempo, cambia las estaciones, hasta hemos cambiado nuestra forma de ser por cada hecho grave de este pequeño mundo. Sin embargo, aunque todo cambie, estoy aquí. Vertical. Estática. Quieta. Suena el teléfono, cogerlo o no , esa es mi cuestión. Me acerco a él, es la llamada de la forense. Le hago un espacio en la espera, seguro que será para esas pisadas entorno me encontré los restos. Sí, hay que escenificar la historia pero, ¿cómo?, todo son suposiciones superpuestas hasta la reconstrucción final que será real o no. Pero hay que dar explicaciones de nuestros ayeres , todo bajo el punto de vista de esos estudios del presente, de lo actual, de lo que sabemos. Ahora no siento ganas de hablar, contemplativa bajo ese océano turbulento. Ahora no ,una convulsión viene por segundos y me agarro , en el balcón, este balcón lleno de macetas donde fluye la belleza de una flor. Para la lluvia, calles empapadas. Mi sudor, con mis ojos prietos columpio mis pensamientos y por un instante los dejo, los abandono donde la nada brinque al ritmo del oleaje.

 

 

 

viernes, septiembre 19, 2025

Habitación cero(narrativa)18

 

18        

Hinco una monótona plegaria a los Dioses inexistente. Defiéndeme de esta tristeza mía para que sea ausencia en el resto de mi vida. Mis ojos se entornan en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Soy una sustancia que se cuestiona el ser o el no ser. Le cojo de la mano mientras dormita mientras, invoco a los espíritus de la bondad en su partida que tanto puede ser lejana, La salud es el presente, el hoy, mañana tal vez seamos presa de la agonía, de un inesperado desenlace que nos borre de las escenas de este momento. Viajaremos donde la oscuridad sea linterna guiándonos en otro espacio, en otra dimensión. Y esto quizás sea así o, no. El volcán de la isla próxima parece callar y esa insonoridad es corriente gravitando en el temblor , en el miedo de como evolucionará. Entre tanto en esta habitación de paredes blancas y suelo gris, soñamos. Si compartimos como ritual cotidiano estos sueños. Logró atisbar tus pensamientos y evoco tus deseos, libres. Quieres lo mejor para tus hijos en la me incluyo Y, ellos ¿dónde están? Hemos pasado muchas penurias y desagrados juntas a igual que hemos fundido el brío de la buenaventura en nuestra sangre y hemos salido en la sombra de nuestro hacer ganadoras de este corto recorrido por la singularidad de este planeta. Tiento por decir que mis pasos son ápice de nuestros desencuentros , de esas desilusiones que al final de lo infinito nos han llevado por el buen camino. Una lucha conjunta, al unísono de banderas blancas al son de la paz y la armonía. La dignidad. El respeto. El rendirnos ante el orgullo brutal del mal que imprime monótono de otros. El mundo se aturde ante el encanto, ante la belleza. `para cada uno de distinta manera. Sí, la diversidad como los bosques , así es el ser humano. Pero a veces en esa profundidad desconocida guarda un perfil cruel, devastador, vengativo a todo lo que concurre en su malestar como persona , en su búsqueda de la victoria. Hay que ganar para si mismo sin dañar lo ajeno, esos ciudadanos de este globo variopinto. Habitación de paredes blancas. Habitación de suelo gris. Estás enferma…muy enferma y lo sabes. Y aguantas cada manotazo de la bestia que quiere llevarte a lo inexplorado, lejos…muy lejos.

 

 

 

miércoles, septiembre 17, 2025

HABITACIÓN CERO(NARRATIVA)17

 

17

De esta manera te llamo y se que me sientes en este pedazo minúsculo de tiempo que estamos en la tierra. Una tierra que de vez en cuando, por no decir en toda su vida declara la muerte como bandera depredadora de inocentes, de esos cual voces calladas no las escuchamos, no las vemos. Si supiéramos de la belleza, de lo lindo que es lo cotidiano como enemigos a esa avalancha de asesinados sin razón. Nos apiñamos al pasado…a un pasado lejano, ausente, invisible donde la idea febril se vuelve nefasta, tórrida en las nubes de navajas cortando vidas que caminan en sus rutinas pacíficas. Tiremos por la borda todos esos desprecios, toda esa presión de venganza sobre otros que no más son nuestros iguales. Distinta piel, distintas creencias …así es la vida. Y ahora tu ahí, en una cama postrada de habitación de paredes blancas y suelo gris. Tu lucha continua por ser libre de la enfermedad. Tu lucha está apegada a la existencia corpórea, no quieres perderte en el vacío de mis manos, de otras manos. Y luchas y luchas en el perfil conjugado con la fortaleza de tu reconditez. El vértigo aniquila mis pasos, mis nuevos movimientos cuando te he mirado, cuando examino este mundo que no duerme solo, un despertar turbulento, ceñido a la respiración de escombros bajo la detonación de algún arma. Viva la alegría, me digo. Viva la esperanza, me digo. Viva esta agua que tomo hasta que me garganta se sacie sin el miedo de un tiro en las sienes. Viva la lluvia de agosto, aunque las temperaturas aumentes. Un tronar se mezcla en este instante donde yo, bajo este techo, beso tu energía. No sé por qué esta voz dormida de los pájaros es de una pizca de tristeza, me induce a estar en este silencio con mis abstracciones acostadas en esos ayeres. Mujer de rígido carácter, con la posición de protectora de tus hijos. De tus hijos nacidos en esta esfera, en esta atmósfera que a veces se hace dura cuando te pienso, cuando te amor, cuando te llamo y tu no contestas. Entro en tu habitación con una taza de café en la mano y con la música que suelo escuchar, ya familiar para ti, espero a que me digas ¿qué escuchas? Y yo , aunque no estes, respondo. Me tomo el café y bacilo en esa gota de nostalgia. Mis ojos se vuelven viento sereno defendiéndose de las fuerzas contrarias que me dan sombra en esta casa deshabitada por tu aliento aunque, tu olor permanecerá en el infinito de las estaciones.         

 

 

 

 


martes, septiembre 09, 2025

HABITACIÓN 0(NARRATIVA)16

 

16

Una sonrisa. Un leve gesto donde el brío es follaje que altera mi razonar ¿Existe la esperanza? Sí, con esta suave sacudida de tus labios frente a mí. Me miras, por una cuestión de tiempo impredecible has despertado y sonries…y esa sonrisa hace que yo ascienda a la cima más alta, donde los montes están poblados del frescor de su exuberante vegetación. Y es pródiga mi felicidad en este instante, una felicidad que cierra las grietas de mi entereza. Sonríes. Qué gratitud me da este agosto donde las cantinelas de las farolas tarden en encenderse. Que gratitud me da este agosto donde los callados pájaros se agolpan al ventanal de esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Pero no quiero esa promesa tuya instantánea meciendo la vida aun latente. No. Y me empeño a que no sea engaño ese rostro ante mí donde me sonrisa, donde intenta decir algo. Te encuentras bien, pregunto y de tu garganta insonora a lo largo de los meses se sobresale un sí y sonríes. Te cuento de mis rutinas diarias, te hablo de tu perrita y siento que te agrada, que un soplo de tranquilidad te deja fluir vivaracha esquivando las sombras de la despedida. Estamos solas, tu y yo…yo y tú, que más. Esa sonrisa me expande como estrella nacida de la nada. Tu luz fósil viene a mí, el término. Y el ahora, me pregunto. Esa brillantez te hace huir de la oscuridad, de ese cosmos donde un agujero negro absorbe toda tu energía. Y a lo mejor lo has pasado. Y lo mejor esto no es engaño. Qué manía mía. Tengo miedo…mucho miedo congregándose en mis venas, en mi estómago, en este corazón donde se bombea la sangre que llega a nuestro cerebro. Y este miedo me crea una tristeza infinita, con lo grande de cantos marchitos, apagados donde gravita mi alma solo, mi alma. Habitación cero. Una habitación de paredes blancas. Una habitación de suelo gris. Caigo de bruces en las arenas movedizas, frente mi un océano anciano, frente a mí una agitación que sorprendentemente es un estimulo agradable, satisfactorio. Y caigo en la silla que está ante ti. Cierras los ojos, pero aun en tu comisura se dibuja ese placer de estar feliz. Aprovecho estos momentos y te pido un beso y me lo das. Y te pido otro y me lo das. Esa energía buena que vibra en ti me reconforta y me somete a la duda…una duda que me desorienta. Viene la cena, está oscureciendo y comes. La gravedad de tu estado esta disimulada por un tul de espinas donde la sedosidad cae frágilmente hacia mi y hacia ti..sí, hacia ti esta mala enfermedad que te despecha y a veces te deja unos momentos, unas horas, unos días de plena lucidez. Soy…¿qué soy? Una mujer frente a su madre. Está madre sabedora de todos sus secretos y que ha contagiado en un breve espacio de días la esperanza. Qué venga…sí, que venga la esperanza ante tanta herida. Si, todos hemos sido heridos. Uno más otros menos, pero todos hemos recibido la azotaina de una día a día que de repente se envuelve en tinieblas. Y nos perdemos, como ahora. Después vendrá el albor pasado los años y cuando nos detenemos   mirando el ayer. Ese ayer sin retorno. Ese ayer pasado de página. Ese ayer que ahora es un final. Habitación cero. Una habitación de paredes blancas. Una habitación de suelo gris.   Sonríe, madre mía que yo desde aquí, presente, sonrío también       

 

 

 

 

sábado, septiembre 06, 2025

HABITACIÓN CERO( NARRATIVA) 15

 

15

No, no la abandonare jamás. La paz se incrusta en mis arterias soportando la lucha hasta el final. Me siento al piano, tu perrita me escucha, se acuesta detrás de mí. Fallecer de inanición es terrible, es algo grotesco en la dejadez por pensamientos distinto a ellos. Vemos este mundo como precipita destrozos en cada rincón aislado donde no somos consciente. El marchitar de esta vida como terrestres. No, no la abandonaré jamás, estaré hasta el final de ese viaje, de su viaje particular donde las luces son sombras de su ayer. El amor negocia en estos instantes con mis manos y soy composición de un sonido que matemáticamente encuentra su tonalidad, su musicalidad. Repito y repito de más a menos, de menos a más. Mi dolor original interfiere en la melodía y es algo triste. Sí, estoy apenada en esta soledad mía…solo mía, donde el balanceo de las notas fugaces apunta a mi corazón. Y siento una punzada…una punzada de derrota y a la vez de desahogo. Lo inesperado se vuelve en un temblor infinito. Sí, infinito donde el agotamiento toma relevo a mis manos, en mis dedos y recordante y recordándome cuando eras bella lucidez de esta casa. La casa vacía. Un piano. Una perrita. La nostalgia. Inspiro y espiro…espiro e inspiro me meto donde las semillas lanzadas al viento paren nuevas flores. Sí, te llevaré después flores…tanto te gustan. El teléfono suena. Es la forense que se ha inmiscuido absolutamente en este caso. Quiere ir al lugar donde he encontrado los restos, a la cumbre y en particular a esa determinada cueva. Le digo que si, cuando quiera. No doy excusa de mi duelo…solo mío. Buscamos otros mundos, otras tierras donde habitar, donde el agua sea cimiente de nuestro mañana. Pero, queda tanto y tanto que no llegaremos a verlo en la progresión de generaciones venideras, somos aún muy primitivos, aunque veamos que esta civilización pegada a su ombligo se crea altamente capacidad para el mañana. Qué será…qué será de ese futuro durmiendo junto a las armas, al despecho, al rencor, al odio. Hago un silencio. Si, ese silencio que da pausa a la respiración. Y todo es callado. Y todo es serenidad. Y todo es complacido por los ojos prietos en la ceguera. No, no quiero ver. No, no quiero escuchar. No , no quiero sentir lo que abruma este infarto en la tierra. Temblor. Todavía la isla vecina se sienta en el tremor de sus pilares. Ay, querida mía, adiós. Espero que no exista en este estado sufrimiento…es lo único que deseo en esa habitación de paredes blancas y suelo gris. Ha sido todo determinante, totalmente radical. Como diría…en cuestión de un suspiro. Qué le digo a la forense, espere. Sí , espere que este transito se aleje del eclipse que fondea en mis fuerzas. Después , cuando pase todo este mal, iremos. Dejo el piano y voy al balcón a regar sus flores, a mimarlas como si se tratará de ella. Amante de la naturaleza, del respeto del todo y ese todo lo sembró en estos pasos de mi día a día. Nos vamos solos así, como venimos al mundo. La ausencia crea nuevos caminos, nuevas formas de enfocar ese crepúsculo como burbuja de la que nacemos de nuevo. Y el todo. El todo o la nada. Me fijo en mis manos, presencia total en verticalidad de los amantes, de los enamorados en los surcos que toma nuestros destinos. El todo o la nada. Aquí en nuestras manos, el todo o la nada. Describo espirales en el aire mientras contemplo tus plantas. Describo besos a la brisa mientras un gallo no deja de cantar. Describo lo maravilloso de lo simple que nos prolonga en el infinito de nuestra memoria. Describo tu ayer y tu ahora en una habitación de paredes blancas y suelo gris.

 

 

 

 

martes, septiembre 02, 2025

HABITACIÓN CERO(NARRATIVA)14

 

14

La madre, baila con el crepúsculo.

La madre, baila con los cuervos.

La madre, baila con los cipreses.

La madre, baila donde las nubes son infinitas

La madre, baila con las mareas de la nada.

La madre, baila con la muerte

La madre, baila en los círculos del dolor

La madre, baila donde los hijos alumbra

La madre, baila en las grutas del silencio

La madre, baila donde las almas arrítmicas penan

La madre, baila donde los cementerios son cetáceos perdidos.

La madre, baila aquí, en el destiempo.

La madre , habitación cero. Una habitación de paredes blancas. Una habitación de suelo gris. Te traigo la foto de Lum, tu perrita. Se que me escuchas en estos instantes. Percibes mi presencia con tus ojos cerrados. Agarro tus manos, suaves y tomo la postura de esos trenes de un largo viaje al sur. El día hoy está triste, una mezcla entre llovizna y tierra que se instales en mi columna vertebral. Me sitúo donde hace unas semanas estuve, en la cumbre. Dato curioso, mis pensamientos concurren en ese chico , en esa chica, no se que responder en busca de su padre. Tragalunas, no hace mucho hablé con su hijo, con su hija como resplandor de un amor legendario. Sí, ahí en la isla de Lobos. Se traza en mi ese buen querer , esa pasión en ese diminuto islote en medio del atlántico. Ella, mujer enraizada a su aislamiento particular, no conocido por muchos. Solo, Tragalunas. Un hijo que no conoció y no quiso conocer , solo saber de el lo justo y lo necesario. Recuerdo aquel día en el autobús camino del monte. Aquel día cuando el padre de la isla vecina reventó en todos sus costados vertiendo su lengua magmática en el caos, en la destrucción de los sueños de muchos, en la entereza de otros, en la insonoridad para todos. De aquel hombre ciego en su camino diario también llega a mi memoria. Y es que la memoria , en estos momentos, mientras tu duermes con tu respiración lenta hace hincapié en estas personas con sus peculiares vidas. Mantengo vivas esa unión de jornadas atrás. Y me es triste su soledad. Una soledad comprometida con sus ideales. Una soledad por quien son, la verdad. Una soledad entrelazada a días grises, a días esplendidos como aroma expandiéndose en sus tránsitos. Uhm, esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Que triste es cuando estos tonos te cuecen como pena. Que triste un cuerpo ausente, inmóvil, solo espira e inspira a medida que el tiempo pasa. Que triste son las idas cuando todo es belleza. Que triste son las jornadas cuando el vacío te conversa.

 

La madre, baila con el crepúsculo.

La madre, baila con los cuervos.

La madre, baila con los cipreses.

La madre, baila donde las nubes son infinitas

La madre, baila con las mareas de la nada.

La madre, baila con la muerte

La madre, baila en los círculos del dolor

La madre, baila donde los hijos alumbra

La madre, baila en las grutas del silencio

La madre, baila donde las almas arrítmicas penan

La madre, baila donde los cementerios son cetáceos perdidos.

La madre, baila aquí, en el destiempo.