martes, septiembre 02, 2025

HABITACIÓN CERO(NARRATIVA)14

 

14

La madre, baila con el crepúsculo.

La madre, baila con los cuervos.

La madre, baila con los cipreses.

La madre, baila donde las nubes son infinitas

La madre, baila con las mareas de la nada.

La madre, baila con la muerte

La madre, baila en los círculos del dolor

La madre, baila donde los hijos alumbra

La madre, baila en las grutas del silencio

La madre, baila donde las almas arrítmicas penan

La madre, baila donde los cementerios son cetáceos perdidos.

La madre, baila aquí, en el destiempo.

La madre , habitación cero. Una habitación de paredes blancas. Una habitación de suelo gris. Te traigo la foto de Lum, tu perrita. Se que me escuchas en estos instantes. Percibes mi presencia con tus ojos cerrados. Agarro tus manos, suaves y tomo la postura de esos trenes de un largo viaje al sur. El día hoy está triste, una mezcla entre llovizna y tierra que se instales en mi columna vertebral. Me sitúo donde hace unas semanas estuve, en la cumbre. Dato curioso, mis pensamientos concurren en ese chico , en esa chica, no se que responder en busca de su padre. Tragalunas, no hace mucho hablé con su hijo, con su hija como resplandor de un amor legendario. Sí, ahí en la isla de Lobos. Se traza en mi ese buen querer , esa pasión en ese diminuto islote en medio del atlántico. Ella, mujer enraizada a su aislamiento particular, no conocido por muchos. Solo, Tragalunas. Un hijo que no conoció y no quiso conocer , solo saber de el lo justo y lo necesario. Recuerdo aquel día en el autobús camino del monte. Aquel día cuando el padre de la isla vecina reventó en todos sus costados vertiendo su lengua magmática en el caos, en la destrucción de los sueños de muchos, en la entereza de otros, en la insonoridad para todos. De aquel hombre ciego en su camino diario también llega a mi memoria. Y es que la memoria , en estos momentos, mientras tu duermes con tu respiración lenta hace hincapié en estas personas con sus peculiares vidas. Mantengo vivas esa unión de jornadas atrás. Y me es triste su soledad. Una soledad comprometida con sus ideales. Una soledad por quien son, la verdad. Una soledad entrelazada a días grises, a días esplendidos como aroma expandiéndose en sus tránsitos. Uhm, esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Que triste es cuando estos tonos te cuecen como pena. Que triste un cuerpo ausente, inmóvil, solo espira e inspira a medida que el tiempo pasa. Que triste son las idas cuando todo es belleza. Que triste son las jornadas cuando el vacío te conversa.

 

La madre, baila con el crepúsculo.

La madre, baila con los cuervos.

La madre, baila con los cipreses.

La madre, baila donde las nubes son infinitas

La madre, baila con las mareas de la nada.

La madre, baila con la muerte

La madre, baila en los círculos del dolor

La madre, baila donde los hijos alumbra

La madre, baila en las grutas del silencio

La madre, baila donde las almas arrítmicas penan

La madre, baila donde los cementerios son cetáceos perdidos.

La madre, baila aquí, en el destiempo.