miércoles, enero 02, 2008

Relato




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Se amaban así, en el hechizo de la noche. Cuando las altas montañas son sinfonía de los cuerpos que se cruzan. Cuando el océano es silencio en la aparición casi espectral de la plateada. Danzaban en el sudor, en el rubor, en el éxtasis que sus labios columpiaban. Se habían conocido un día de bruma y dolor. Un día en que las aves avecinan la tormenta de los seres en soledad. Seres de estatuas que con el paso del tiempo se pierden en un girar y girar sobre si mismos. Por casualidad estaban ese día de truenos y relámpagos en un parque. No había nadie. Se cruzaron. Sus ojos fue puente que meció el deseo, que conmovió los corazones. Sin más se dieron de la mano sin que nadie las observara, sin que nadie escuchara sus pasos sobre la hojarasca. Se dirigieron a casa de una de ellas. Querían hacer el amor al son de la lluvia que acechaba. ¡La música de la lluvia¡ ¡La música del silencio¡ Un silencio que se rompe cuando sus cuerpos adormecidos son encuentro de los sueños. Los mismos sueños, los mismos proyectos, los mismos deseos. Pero hay que despertar, toparse con la realidad. La oscura realidad. Los murallones de la realidad. Y decidieron amarse en secreto. Un secreto que perduraría a lo largo de los años.
- Nuestro secreto amada mía.
- Si, nuestro secreto.
- Vagaremos por un túnel donde las palabras de los árboles nos darán todo su calor.
- Si, vagar por un túnel donde la sombra de las palabras nos darán los caminos a andar.
- Te quiero amada mía.
- Si, yo también te quiero.
- La ternura galopa con el jaleo de una luna muerta sobre nuestro amor.
- Si, la ternura anima a nuestro círculo hallar la verdad del amor.
- Persuadiremos la voz de los injustos.
- Si, persuadiremos esas borrascas que levantaran a nuestro nombre.
- ¡Nuestro nombre¡ ¡Nuestro amor¡ ¿A quien le importa?
- Si, ¿a quien le importa? Solo a las gaviotas que nos guiaran por un oleaje rompiendo contra nuestro pecho.
- Pasan las horas y el ocaso se avecina.
- Si, las horas. Horas en que nuestra pasión se enclava en el abrazo, en el beso.
- ¿Qué es el amor?
- ¿Qué es el amor?
- Es la paz que nuestras miradas encuentran.
- Sí, amor mío.

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