Arbol llevado por la sonata del viento.
Puentes que se pudren en el olvido.
Hierba negra que corretea por mis pies.
Una nube gris que anuncia el llanto de la paz.
Piedras que se emancipan de esos veleros de la libertad.
Y así gira este mundo
Cuyos astros evocan la sonrisa maldita
De los tiranos, de aquellos cuya razón
Es hormigón en pleno vuelo.
Nos aplasta.
Me aplasta.
Y sin más caemos con candelabros iluminados
En tumbas anónimas.
Sus rostros, sus cuerpos
Espanto que desencadena el llanto, la impotencia
De no más que ser huesos perdidos en el vacío.
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