jueves, julio 28, 2016

Tiemblas

Tiemblas, réquiem de olas arrojándote a la nada. El sudor se esparce entre diminutas alas que desean el grito entre rocas. Estás dolorida, decaída, lánguida. Cuerpo que se mece a través de las escenas de una muerte de ojos. Henchida te tiras bajo el sonámbulo corazón desesperante de la búsqueda de su verticalidad. No puedes, arremetes contra espejos rotos donde tu rostro deja caer besos carcomidos por la nada. Es duro, ya lo sé. Sobrevivir ante las inclemencias de las manos que te arrastran, que te atrapan en la senda destrozada de tanto amar. Ya no quieres nada, obsoleta te quedas en un rincón, aislada, frotada por ortigas que te recuerdan, que te hacen memoria de tus huellas. Todo es trivial, absurdo. Las ganas no enganchan a ti. Sí, a ti…fallecida cometa de atmósferas enrarecidas ¡Levanta mujer¡ Alza la algidez de un vuelo que te lleve, que te entregue el don de la sonrisa ¡Sonríe¡ Marmóreo tapiz envolviéndote en minúsculos pasos a la deriva. Ya sé que todo ha acabado, que se ha ido. Ahora, libre, insufla al aroma de lirios danzando a ras de ti. No te dejes ir. Todo tiempo es corto, se va con el último suspiro. Ven…ven con el canto de los pajarillos que al alba posan sobre tus hombros. Tú no eres el fallo solo, el puñetazo virulento de él. Qué tu alma se eleve, que salte, que baile y entonen la melodía de la vida. Adiós querida. Aquí estoy esperando…esperando el espacio corto de nuestros andares en la suculenta emoción de la alegría.


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