domingo, agosto 14, 2016

Querida Anne...

Querida Anne:
   ¡Que pasa¡ ¡Qué ocurre¡ He dejado una nota bajo tu puerta. Mis nudillos ensangrentados no pueden más de tanto zumbar y zumbar tu puerta. No me has abierto. Estoy aquí con nubes plomizas sobre mis sienes, una brisa fuerte me golpea la cara y me siento divagar en algo indescriptible, imposible. Miro tu puerta, tus ventanas y hay resquicios de una luz que va y viene. Entonces, estás. Por qué no me abres. Ya te dije que mis alas vendrían a solaparse con las tuyas, tan pesadas, tan agitadas en la densidad de un pasado que no merece nombrarlo. Ahora, desde una esquina, espero que seas naciente de tus ojos. Soy vigía de tus huellas pero ni rastros. Estás enclaustrada en escarcha, en las hogueras del olvido. No. No…no olvides que soy tu amiga. Tengo frío de tanto y tanto esperar ¿Es qué no lo entiendes? Tu, ahí, sola bajo fantasmagóricas tonadas que te dan de beber amarguras. Si quieres nos vemos en algún sitio. Acuérdate de aquel parque que tanto te gustaba. Ese parque donde las horas no pasan hasta que las estrellas nos dicen que es hora de despedirse.  Te imagino encogida, con el frío de tu cama tumbada, pensativa, alargando tu mano a la muerte. Escríbeme por favor, te lo ruego. Estoy aguardando un sol cuyo influjo caiga sobre tus espaldas, que te empuje sobre puentes verde-azulados llenos de gozo. Dime, ¿Cómo te encuentras? Luces que vienen y van. Me quedaré en esta esquina noche y día., día y noche a que tú me respondas.  Todas las jornadas cuando la aurora sea acompañada de los pajarillos te dejaré la misma nota. Date cuenta de que no puede ser seguir con este ritmo. Te imagino andando con lo vago de tus piernas tras esas puertas, dudosa si silbarle a la vida. Sí, la vida querida Anne. Estás aislada en una película en que tu eres la única protagonista, no te duelas más. Luces que vienen y van. Muévete  en ese ambiente donde arboledas y mares te quitarán tus pesares. Sé que no me quieres ver. No te miraré a los ojos, a esas ojeras que agujeran tu rostro.  Camino tranquila por esta ciudad donde el relieve de sus coloridos  edificios llama mi atención.  Adoquines piso y me hace retroceder a ese instante eterno cuando nos conocimos ¿Te acuerdas? Si ese lugar donde piscinas naturales eran barridas por el oleaje intenso.  Éramos felices y ahora, en este momento te has ahogado de tanto y tanto luchar por arrollar las tormentas de tu alma. Me siento, aquí en la esquina, me da igual lo que piensen de mí. Ya sabes, solo tienes que abrir la puerta y mirar al frente. Observo las flores de tu pequeño jardín y están decaídas, descoloridas. Ánimo querida amiga. Podaremos, regaremos , moveremos esa tierra de nuevo y verás que todo lo que muere luego renace con mayor belleza.
                                   Abrazos, Luam
Y Luam no se cansa. Una y otra vez toca la puerta de Anne. Ella no responde, se esconde del arte de las andanzas de la alegría. Luam preocupada, indecisa se queda en la esquina frente a su casa.


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