miércoles, enero 24, 2018

Quieta..

Quieta. Remendando algún bolsillo roto, un bolsillo donde se retuerce su memoria que se disipa lentamente.  La noche entra con sus astros y misterios. Hechiceras incineran los restos enrarecidos de su huella del ayer y la calma la domina. Ya son muchos años…demasiados embriagados en una sola melodía del seguir con el aliento de sus pensamientos. Ahora, quieta…remendando algún bolsillo roto se empapa de todo lo que oscurece este mundo. Este minúsculo mundo. Ya no hay tiempo…no se pregunta si somos únicos, exclusivos de este universo caótico. Todo da igual. Quiere vivir el ya, este ahora convencida que los llantos de los que andan en el abismo incoherente con sus pisadas es un mal sueño de este planeta llamado tierra. Quieta. Sobrevive a las noticias con aliento a fetidez, con insinuaciones de penurias del ser humano. Sigue remendando algún bolsillo roto…Se detiene, mira el jarrón sobre la mesa. No tiene flores vivas sino secas, podridas. Se levanta y quieta las tira al cubo de la basura como si eso fuera a calmar su pena, la de los otros. De nuevo el jarrón posa en la mesa con un mantel de lunares rojos. Se sienta. Quieta. Remendando algún bolsillo roto, un bolsillo infinito donde toda duda tiene cabida. Titubea si quiere seguir. No, no seguirá. Se va en busca de su cama, una cama de finas sábanas donde habitará su descanso. Se tiende y cierra los ojos. Peces de acuarelas la visten, la desnudan en un inmenso océano también de acuarela. Abre los ojos y en su techo se dibujan añejas raíces, de acuarela también. Quieta. En la inmovilidad de sus gastados años ve la luz de la supervivencia y sus alas brotar en el sentido  de su existencia. Ya está bien, se dice, de tanta sangre desparramada en este enano globo azul, por qué es azul. Eso dicen…Quieta imagina verdes aguas brotando en cada foco de balas atropellando la belleza, la inocencia. Quieta imagina nubes de algodón acariciando el terror, el desasosiego de los cuerpos arrastrados por el mal del hombre  ¡Culpable¡  Si sois culpable de todo desastre, de toda ciudad o pueblo derruido, desnutrido. Quieta. Vuelve a remendar algún bolsillo roto… 

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