martes, enero 30, 2018

divagaciones


Invierno, la primera nevada y única es sonoridad de estas islas del atlántico. Un océano donde lo real se vuelve mágico en ronronear desastrado violín.  Suena.  Denso latigazo a ras de unas  manos dolidas.  La misma tonada durante el paso del tiempo ¿existe acaso? Solo la noche y el día rondando a nuestras espaldas. Invierno. Sábanas blancas tendidas sobre un monte; frío, esquelético, callado. Me revuelvo en mi mirada y la ausencia hace eco de un mañana distinto, tal vez insípido quizás feliz. No sé, lo cotidiano se vuelve avaro, agrestes dedos enraizados en cuerdas del saber. Rápido…rápido , el frescor de un nuevo nacimiento nos impulsa por despatarrados barrancos en un andar hacia abajo ¡El atlántico¡ Nos observamos perdiendo la noción del tiempo ¿existe acaso? Es el todo o es la nada…dudo…me condiciono a su lejano latido y sombreo cada huella blanca…muy blanca en la caída de la tarde espantando la mordedura infernal del desgaste, del agotamiento afincándome bajo la lluvia azul.

No hay comentarios: