6
En
los adentros…en los adentros de un boscaje que nadie deja huellas. Ahí, está
él. Ese hombre de voz grave, de voz lánguida, de ceñidas canas cual expulso a
las muchachas en la noche ida de su territorio. Zona guardada como lobo
solitario, escondida de todo contacto con el existir, solo, su jardín
enmarañado. ¡Malditas¡ ¡Malditas¡, gritaba ¿Cómo habéis encontrado este lugar?
Este lugar donde mis ojos miran a ella. Sí, a ella ¿verdad querida? Estábamos
tan bien anoche conversando con los astros idos hasta que…¡malditas¡ ¡malditas¡
Intrusas de bienestar , de la cotidianidad que me ronda junto a ti. Te miro, te
observo, te examina y mi pecho late en el sentido del amor. Me dices que no
importa, que no volverán. Me siento algo angustiado, será un presentimiento
¡Malditas criaturas¡ Ellas serán mi muerte, huelo fúnebres candados apretando
mis manos, mis tobillos, mi garganta. Ah, mujer, mi mujer estás aquí y me das
ánimo. Me dices que no pasa nada, que todo es pasajero. Pero no puedo contener
la ira, la rabia. Han estropeado mi felicidad, han quebrado mi tranquilidad. Ah,
querida mía, el día a brotado claro. Puede ver como los rayos del sol inciden
en las ventanas ¡La luz¡ ¡La luz¡ Odio esa luz que me descubre, que nos
descubre, que nos hace visible posiblemente ante los demás. Deseo de nuevo la
noche, la noche cerrada donde el universo hace de nosotros dos columpiarnos en
la intimidad ¡Malditas¡ ¡Malditas¡ Decía aquel hombre mientras iba de una pared
a la otra de su rota casa. Encenderé la chimenea, no quiero que pases frío. Me
miras como única belleza existente en la tierra, yo y tu, tu y yo, somos únicos
y me alegro. Y sabe ante todo desconcierto me alegro. Todavía estás aquí. Sí,
estás aquí ¿me escuchas Marie? Ah , querida Marie, solo soy pulso de tus ojos,
sigues mi vaivén y me conforto, me siento cómodo. Para ti nada es importante, nada es
peligroso. Pero yo no soy así querida. Ah , querida Marie. No quiero ver
destruida nuestro nido del querer, de la pasión. Tengo que evitar cualquier
intruso. Mira nuestro jardín, se balancea en el auge de un otoño que hoy
sonríe. Nos da aliento con su astro más poderoso sobre este planeta. Noto en tu
mirada algo de nostalgia, en la noche saldremos a pasear como buenos amantes,
como buenos amigos. Ah, querida Marie y le digo ¡Malditas¡ maléficas semillas
que se han apoderado de mi intimidad. Tu no lo ves, yo sí ¿Quieres café? No,
compartamos estos instantes que son todos los instantes. Miro a través de estos
cristales rotos mientras te dejo atrás. Me gustaría tanto que pudieras ver el
jardín ¡Oh, mi jardín otoñal¡ No da a vasto a tanto colorido, a tanta
perfección. Como tu mujer. Sí, como tú. Porque tú eres perfecta, eres hermosa y
adoro conversar contigo, no más que tú. Tengo ganas de llorar ¡malditas¡
¡malditas¡….CONTINUARÁ
No hay comentarios:
Publicar un comentario