domingo, octubre 19, 2025

HABITACION CERO ( NARRATIVA) 25

 

25

Aunque la brevedad del tiempo nos acompaña, estamos aquí. Sorteamos los baches de cada jornada cuando nos encontramos en esta habitación cero. Un grito me acongoja, el mío propio. Se erige en vendavales desatados por tu mudez. Intento desnudar cada gota del aliento de tu mutismo. , de crónica desmotivación y soy recurrente al adiós. Y ese adiós cualmina en días prolongados donde rondan cuervos en el sin sentido de las pisadas. Tu expresión se vuelve afilada, dirigida donde las aves no cantas, donde las ballenas agonizan en su final. Tu vida, tu ayer, se vio vista de acontecimientos importantes. Viste como se calló la dictadura , como la civilización fue avanzando, como se curtía los cuerpos al son de las olas. Como el derecho se fue invirtiendo en la igualdad de hombres y mujeres en este país. Sí, en este país. Aunque, todavía, existan desacuerdos, injustos poderes que engarrotan a la mujer. Las mujeres, siempre apartadas de los logros, de las victorias, de los descumbrimientos, de hacer de su camino digno entre las cenizas al rojo vivo marcadas por una sociedad. Y las hubieron…Se nos miraba y aun queda restos que quieren volver como algo inferior, algo incapaz de actuar o pensar por su propia iniciativa o acción.Pero hay países y países. Todavía existen torturas a este genero . Mujeres olvidadas. Mujeres inexistentes. Mujeres rehenes de la obscura desembocadura del hombre. Un ayer marcado como mujer correcta, su casa y la crianza de sus hijos entre calderos , platos, cubiertos y limpieza para cuando el , si. El llegara a casa. Todos  a la mesa, corriente de pies desnudos se arrinconaban en la hora del almuerzo como una unión inextinguible. Pero todo acaba…todo finaliza. Toda educación comienza en los hogares, es base de la herramienta para constituir generaciones venideras. Yo aquí. Tu aquí. Yo y tu aquí en la diversidad de esta isla. Miro esta tarde de cielo celeste ideal y se escucha de un tal cometa , de un tal Atlas 3AI. Qué significado tiene en estos momentos donde estamos en la brevedad de los días para nosotros. Un fósil viviente, traerá noticias más allá de nuestro sistema solar. Miro esta tarde el cielo celeste impoluto que nos protege de la materia oscura que anda más allá de esta gravedad. Es impresionante en este ahora donde yo aquí, tu aquí, nosotras aquí estemos unidas en el proceso de la despedida mientras el universo juega al azar. Que grande es nuestro existir. Si, no debemos menospreciarlo cada pequeña vida surgida en este planeta. Puede que ese cometa contenga algún resto de agua, de metano posible de alguna manera algún tipo de vida. Y que vida sería ese, distinta a nosotros, más desarrollados, menos desarrollados, más inteligentes, menos inteligentes. Que tipo de organismos fluye en la oscuridad del universo, no lo sabemos. A veces es mejor no saber, sin caer en desánimo.  Yo aquí. Tu aquí. Yo y tu aquí. Habitación cero. Estoy desde el ventanal de tu habitación de paredes blancas y suelo gris y sigo las voces de la tarde. , de la tierra. Muchas voces. La voz del viento. La voz de los pájaros. La voz del tráfico. La voz de los llantos de la injusticia. La voz de la alegría. La voz del adiós. La vos de un árbol Me fijo en ese árbol, no tiene frutos, su hoja es perenne como la climatología de la isla. Se balancea suavemente mientras una brisa afable acaricia mi rostro. Los árboles narran historias, narran leyendas como testigo casi perpetuo del paso del tiempo Yo aquí. Tu aquí. Yo y tu aquí ante la brevedad del tiempo. Te pongo mi última composición para que me recuerdes, para que despiertas y tus ojos incidan en los míos., para que sepas que estoy aquí con mi mano agarrada   ala tuya. Dejas entrever un suspiro y emerges en el sentido del silencio. El silencio…venga el silencio. Miro otra vez ese celeste impecable cielo e imagino ese fósil viviente, el cometa pasando ante nosotros, ese desliz del universo. Me hallo tranquila en esta pausa de la realidad cotidiano, estoy aquí, en esas tierras profundas de tu mundo. Me implico en ti, mi mente toma la celeridad de toda una vida. Una vida de errores pero también de aciertos, de penas y alegrías. Una vida en la que hay que aprovechar cada pedacito de su sustancia como forma de convivir con el mañana. Habitación cero. Paredes blancas . Suelo gris.

 

 

 

 

 

viernes, octubre 17, 2025

HABITACIÓN CERO (NARRATIVA) 24

 

24

Abrir los ojos. Mirar a tu derredor. Las olas, incansables, perpetuas, en el infinito de su aliento. Sola. La arena. La orilla. Tendida en medio de un otoño donde la playa vacía se ramifica en mis sentidos, verticales. Mirar a la bóveda celeste. Un cielo límpido y puro me absorbe, me atrae como presa de un arco de colores después de la lluvia. Una gota liviana, frágil resbala por mi tez, por mi vientre, desinflado, deshabitado de ánimo. Siento el hormigueo de las olillas que llegan a mis pies, desnudos. Un reflejo de un ser abatido, caído. Una guerra terminada cuando se pensaba en la eternidad de su daño, de esas penas de los danzan con las balas de la muerte, con los fantasmas de los desaparecidos, con la sangre en sus palmas cuando las miran y es que no pudieron salvar, rescatar de la rigidez de las tumbas anónimas. El regreso a casa, a ese hogar, a esa ciudad donde una humareda de destrucción los agolpa en un miedo ya ido solo, el tormento. Se ven como extraños, como forasteros de un lugar desconocido entre nieblas y penumbra, entre miseria y hambre. Me duele la cabeza. Un sudor apuñala mi espalda, mi frente y despierto. Estoy en el salón, una tenue música ambienta mi hogar y siento mareos, fatiga. Una punzada me encorva y voy directamente a vomitar. Y es que no soporto los restos de una guerra, de una matanza inexcusable, de un golpe en las sienes donde si sobrevives serás hijos de las tormentas, de esas borrascas endiablada en su ruido sórdido. Te sentirás caído, caída cubierto por ortigas que treparan hasta ahogarte y cuando la noche llegue te cubrirás en tu cama o mejor dicho en un lugar con el miedo que suenen las sirenas del horror. Pesadilla. Delirio. No sé como enforcarlo. Aturdida, dejo de vomitar, voy a la cocina y abro el grifo del fregadero. Dejo correr el agua. Bebo de esa agua sin pensar, sin detenerme a si se puede o no beber. Me refresca. Un escozor despeina mi verticalidad, me desplomo. Ojos que observo. Ojos que imagino en una pena torturante, en una pena fosilizada para el resto de sus días. Esa situación me incomoda. Y es que la salud se pierde, la salud en su todo , ya sea física como psicológica. Agárrame fuerte le digo a esos ojos que observo, mira mis manos, están limpias, no tiene manchas de daño sino de una larga pena. Agárrate a mis pisadas, a estos pasos eclosionando donde las nubes dibujen afectos agradables, gráciles para tus sueños…si es que tienes sueños. Es de madrugada, mes de septiembre, la luna se ha asomada a este chiquito planeta convulsivo, aburrido. Los estragos de las guerras son perdurables, inagotables, murmurantes como cuando rompen los espejos al mirarnos y nos cortamos al coger un pedazo de ese dolor fragmentado cada estructura en pena. Somos seres de la lástima, de un lamento insonoro pero existente, recogidos donde nadie nos ve. El móvil. Suena el teléfono y es de madrugada. Me enderezo pero dejo que el agua del grifo del fregadero siga corriendo. Voy al balcón, me asomo. Oh . luna de los desaparecidos, de los desamados, de los huidos, de los muertos de este mundo. Si, oh, luna , tan inerte, tan fría, tan lejana. Me declaro cobarde. Sí, cobarde. Suena el teléfono. Todo este nocturno de luna clara es gris. Sí gris como esa habitación de paredes blancas y suelo gris.

domingo, octubre 12, 2025

HABITACIÓN CERO (NARRATIVA) 22

 

23

Una bocanada de alivio trepa por mis arterias cuando cuelgo. Temblor. Todo corre , todo se raja y después la quietud. Me detengo. Me sostengo y caigo como pájaro herido en el sofa de inmediato me levanto y salgo a la calle. El pánico a envuelto también esta isla por un pequeño instante y logro comprender que todos estamos unidos por esas raíces de la tierra como manos que se cruzan en las miradas, de temor, de calma llegada y pronunciamos , todo está bien. Si todo está bien. Todo es correcto , solo un susto que viene de ese pacto con la isla vecina. Camino, no se habla de otra cosa, todos abismados ese movimiento sísmico con epicentro lejos…muy lejos o no tan lejos. Solo, un aviso de la vulnerable que somos. Voy al parque más cercano y bajo la sombra de un árbol donde grullas descansan yo también descanso. Un descanso corto, un descanso efímero , desaparece cuando mi cuerpo me lleve de nuevo bajo mi techo y mis manos se posen ante un libro, ante el pieno, ante cartas inconclusas o no de algún amor perdido en el camino de mi destino, de mi vida. Mi vida, que ilusa, entre cuatros paredes mientras mi madre, la madre de este ser de una soledad elegida se precipita en una larga despedida, en una habitación de paredes blancas y suelos grises. El dormir me viene, intento alzar mis parpados pero no puedo y es que es imposible, es tan bonito el día a pesar del suceso, del temblor que aquí, tirada en la hierba fresca , es como si me tragara un sueño solemne. De aquí escucho el rubor de las campanadas de la catedral, una catedral que ha visto el paso de la vida en la historia de su construcción. Muertes, mentiras, acusados, culpados, presos y el látigo infernal de la inquisición. Esta plaza Santa Ana. Ahora, en este ya parecen como leyendas oscuras, historias ocultadas tras las paredes de piedra de este imponente construcción.Ay, mis enamorados, que hubiera sido de ellos si hubieran vivido esos siglos oscuros, nublados, de una limpieza de toda idea contrarias a esos que se dicen por el nombre de Dios. Y aun queda restos, aun hay gentes condenadas a vivir con esas formas de pensar, con esa forma de actuar. Algo ha quedado el poder de las religiones sobre los pueblos desbarata cada sensatez, cada honestidad como humanos. Nos hacen creer que somos aire de esa ambición, pero no . No hay Dioses, solo aves en el aire, solo cetáceos en los mares que nos cobija de la tiranía cuando dicen venir en nombre de ellos, las matanzas, el hambre, la deshidratación. Observa mi niña, ahí una fuente de donde puedes beber y beber hasta saciar tus penas. No hay peligro. Despierto , es mediodía, no hay nadie solo yo, solo las garzas, solo este árbol que me da sombra y en mi mente una habitación de paredes blancas y suelo gris. Susurro una canción, me viene en ganas de cantar. Ahora, ya, cuando nadie me ve. Un círculo de gentes sentencia en esta plaza. Un círculo que parece homogenizarse en demonios danzantes que gritan y gritan ante las bases de una dictadura empecinada en el odio as sus iguales.  Dejo los acontecimientos históricos y me arrincono en esos amantes, se quejaban, ateridos por el miedo y abrazados sus cuerpos permanecieron así para el restos de los siglos. Y quien murió antes. Y quien murió después. Los mataron, se dejaron ir. Todavía queda una pesada y enmarañada investigación que sobrevolará mi imaginación y la de otros hasta llegar al cuasi invento de sus muertos para establecer un acuerdo. Temblor. Se siente otra vez, las bocas de la isla vecina se abren como lengua descomunal barriendo todas sus construcciones, toda su naturaleza.

 

 

jueves, octubre 09, 2025

HABITACIÓN CERO ( NARRATIVA) 22

 22

Habitación cero. Paredes blancas. Suelo gris. La tarde cae, la noche viene. Una noche de redonda luna donde invisibiliza gran parte de este universo que nos acoge. Somos vida. Somos respirar. Una densa capa de pintura gris de dibuja en tus ojos. Una densa cicatriz es oscuridad que soporto en estas jornadas extrañas. Sí, extrañas madre. El vivir nos captura en un suspiro, en un aliento que nos entrega como forasteros de una tierra que gira y gira entorno a su furia, a sus odios, a sus venganzas. Estoy herida madre, me siento desvanecer entre arenas movedizas donde mis manos cuelgan de un acantilado donde los cetáceos llaman al dolor. Y este dolor mío, solo mío, me hace recapacitar sobre el ayer, sobre el mañana, sobre el futuro que no es nada sino este ser y estar en el presente. El tiempo no existe madre. Para mi no existe, solo está tristeza mía que me empuja, que me absorbe donde los pájaros prestan su silencio.  Y es que no me convence. Si , no me convence, el estar aquí ante ti y tu con tu despedida particular. Me encuentro como cometa que viaja con la experiencia de su nacimiento años luz en un pasado, fósil del hoy. Sí, miro la luna desde esta habitación de paredes blancas y suelo gris y los astros que la acompañan, aquellos que se permite ser visibles en la oscuridad. Es un pasado, un pasado remoto y ese pasado dice de su presente, de este hoy que no logramos sanar. Desde aquí, de este ventanal, logro ver el mar, ese mar que nos merodea y nos ama, a veces. Aunque sea noche de luna, logro distinguir antorchas alborotadas en alrededor de una hoguera. Será mi imaginación, pero, mi lucidez, me dice de esas almas que hablan con otras almas, muertas. Son las hechiceras de la isla. Y concluyo mi saber por datos investigados. Ya no vivimos la inquisición de siglos pasados. Aquella donde eran quemadas vivas hasta que de sus almas se arrojase el demonio. Estamos en otros tiempos y no nos damos cuenta en creer estupideces. No, no digo que estén locas, te digo, que los albores de esas creencias se perdieron en el camino de este hoy que no es hoy sino ayer. Hola, madre, dejemos esta conversación de lado, no interesa. Solo un susurro de la brisa nocturna y la luna dejaremos que nos abrace, que nos haga un hueco en esta paz. Si, esta paz. Te observo calma y mi mirada vuelve a ti en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Hola, madre, aquí estoy, contigo. No sé que haré con está soledad mía, solo mía. Ceñirme a mis pisadas cotidianas, dejarme seducir por cada despertar cuando el crepúsculo del día toca a mi puerta. Sí, siempre adelante, con la verticalidad de mis alas subida en nubes de deseos, de sueños que aun falta por lograr. Y tal vez no los consigue. Y tal vez, acurrucada en la sombra de sus letargos siempre manteniendo encendida una vela de esperanza. Y tal vez , quizás, algún día me enamore de alguien. Descubro en tu rostro una sonrisa en esta noche de redonda luna y de brisa inquieta. Y tal vez mi vida sea pedestal de ideales, utópicos o no, efímeros o no. Lo único que sé es que agarro bien mi maleta con el abrigo del corazón y continuaré por los senderos vestida de lluvia, de soles, de vientos que tiren al norte, al norte…si al norte de mis sentidos. Oh, madre , te quiero y tu espacio será luz que me de sombra en el resto de vida. Habitación cero. Paredes blancas. Suelo gris.

 

 

 

 

domingo, octubre 05, 2025

HABITACIÓN CERO (NARRATIVA) 21

 

21

Las luces de otoño ya están aquí, está sensación mía que me defiende de las soledades de las gentes me dice que el veranillo finaliza. Ella en su habitación de paredes blancas y suelo gris. Reporto mis sentidos en la cabida de este silencio que agradezco , me lleva donde nadie puede apuñalar mis sentidos, esta verticalidad mía que días se dobla, que días se raja, que días se endereza, que días coloquio con los pájaros que posan en mi balcón. No he malgastado mis años, pienso. Todo tiene que suceder como un escena de fondo que ahora me abandona, lo malo. Me estiro como montaña donde los recuerdos se cuecen en el olvido. Transcurro en la monotonía, pienso en ella constantemente. Ay, este cavilar mío, me lleva , a veces, a una apretada opresión determinando mis pasos a dar. Errante de las estrellas que vienen a mí. Es la noche, una noche de luna y se ve tan perfecta , tan aislada, tan melancólica al enterarse de las barbaries de la tierra, de esta tierra donde los genocidios , femicidios, ecocidios han llegado a la normalidad. La lucha se hace imposible, absurda pero, detengamos por un momento. Aquí, en este ya donde el piano , el violín chirria su quejido, su lamento. La angustia me invade y danzo donde los incendios culminan en las cenizas que se las lleva un vendaval. Me invito a la paz, al a calma, a estos oídos sordos, a estos ojos ciegos donde el ensueño inmerso en la solidaridad, en un espíritu que canta a la felicidad, al bien vivir en un mundo delirante, frenético, bipolar. Inflo una ilusión, una utopía hasta que en mis manos esculpan su veracidad, su realidad. Mis ojos hinchados muelen el desconsuelo, la desgracia, el sin saber del mañana. Suena el teléfono. Lo cojo. Es una chica, es un chico. Es ese hijo o hija de Tragalunas nacido en la isla de Lobos. Y no cuelgo. No colgar donde la pureza remite a lo real. No colgar donde la inocencia endereza este podrido mundo. Un temblor. Lo sentimos , el o ella calla, su timidez atesorada en años le impide tomar la palabra, me dice hola como está señora. Y bien querido, querida amigo, amiga. Se que su soledad equivale a la de miles de personas de esta isla…solo, de esta isla. Otro temblor, cada vez más fuerte. Movimientos sísmicos que hace cimbrar la estabilidad que pisamos, en la que estamos acostumbrados. Y así es la vida, una maniaca de devastación cuando las aves entonan su melodía. Hay gentes que le molesta. Fijémonos en ese estado bello de un ave en su ritmo, en su musicalidad, en su comunicación. Yo lo agradezco y más a estas horas destempladas donde la soledad me visita. El , ella al otro lado. Conversamos de manera amigable y yo le narro, sin saber porque, todos mis avatares.  Se queda callado, callada y me despido con el grato sabor de invitarlo , de invitarla a que llame cuando desee. Temblor

 

 

miércoles, octubre 01, 2025

HABITACIÓN CERO( NARRATIVA)20

 

20

Habitación cero. Paredes blancas. Suelo gris.

Madre coraje en alas de las almas perdidas

Madre coraje en el olvido de cada nube dibujada en las sombras de un almanaque desusado.

Madre coraje arañada en la conciencia de no ser hábitat de la palabra, del brío de jardines decorados con pájaros que aún cantan.

Madre coraje, aparata orilla donde mis ojos agonizan en una pena.

Madre coraje, escenificas el fin de mi mañana, arropada de las tempestades del día a día.

Madre coraje, tu sonrisa, edifica, vivifica la constancia de nuestras pisadas por este submundo que solo tú, solo yo conozco.

Madre coraje, aquí estas, postrada y tus ojos se resisten al llanto, continuas donde nuestras manos pactan con elixir de una llamarada de aliento.

Madre coraje, sueños en el precipicio donde somos resonar del oleaje espeso, pesado , desganado. 

Enciendo una vela con aroma a lavandas…uhm, me es igual. Nos envuelve por momentos en pequeños recuerdos. Tu cargada, nos derivamos esos campos que mi memoria me trae con tus amigos…si, tus amigos. Y jugamos, perdidos de vuestra mirada, Aventuras en la crianza exacta lejana al presente. Correr y  correr , traspasar montañas,  trepar por rocas hasta cima del bienestar. Veo cometas…muchas cometas, blancas. Alzadas por la manos de un niño, de una niña donde no ha perdido la inocencia, donde los desastres de los adultos no han sido vinculados, enlazados a sus vidas. Veo el asombro conservado de esa actitud del viento, de la briza elevando nuestras cometas, blancas, una y otra vez. Y aunque no lo creas esa memoria queda de ello y muchas otras cosas. Paredes blancas. Suelo gris. Una habitación con una vela de lavanda, su olor. La tempestad te persigue en esta tarde de agosto donde los pájaros deshabitan tu conectividad con lo actual. Me rindo ante tu cama en esta habitación cero como madre coraje que has sido mientras tus piernas habitaban las calles de esta isla. Siempre defensora de los más débiles donde incluyo a los que no se escuchan, la madre naturaleza. Te agarrabas con tu fuerza aquel árbol dañado por las voces de las apisonadoras. Te agarrabas por el aquel chillido mal dado a los que se hunden como vagabundos en una ciudad que anda cada vez más acelerada, más agresora. Y, ahora, aquí, postrada en una cama de una habitación de paredes blancas y suelo gris. En el azote de la oscuridad habitada siempre percibo una luz todavía, las horas pasan  en el infinito propio de mi postura. Me agarro a tu mano, madre mía, como absoluto sustento de mi mañana.  Desconocido, ignorado.

Madre coraje, océanos de silencio exhuman ballenas que dialogan contigo.

Madre coraje, lucha por la verticalidad de tus alas, mudas.

Madre coraje, sendero umbrío donde los ojos inconclusos se eternizan gravitando sus últimas estaciones.

Madre coraje, despechada, desheredada de la luz de seguir atravesando soles de arboledas encontradas.

Madre coraje, vertiente donde el amor viste esta manía mía de quererte.

Ay, madre , sola en medio de un pasillo que me lleva hacia la hinchazón del vacío, de la utopía.

Quiero que estos soplos donde es visible de tu vitalidad sea fardo que he de cargar como un suspiro de la belleza...la belleza de querernos.

 

jueves, septiembre 25, 2025

HABITACIÓN CERO( NARRATIVA)19

 

19

La mañana se hace variable, calor, lluvia. Baja y suben las temperaturas en un crujido y lo pegajoso de esta atmósfera se pega a mis carnes. Presto mi conciencia en lo positivo, te pienso, aunque tú, no sé, quizás me olvides en las horas que no estoy contigo. Un tremor alcanza esta isla, viene de ese otro cauce del mal de las entrañas de la tierra. Y a la vez hay que pensar que es normal. Demasiado tiempo aletargado y cuando menos te lo espera junto al desbarajustes de los seres que pueblan este mundo todo confluye, todo se unifica creando una verdadera confusión. Y a veces nos sometemos a nuestro infortunio o eso creemos, hilando como espectadores sin saber lo que vendrá. Quietos. Estáticos. El oleaje nos vence y nuestra razón disemina lo necio, la negatividad. Este chiquito mundo ha tenido tantas transformaciones, tantos imperios caídos, tantos desastres, tantos y tantos y llantos de lo que hemos permanecido al margen , solo lo escrito por la opinión de historiadores bajo su punto de vista. Y Ahora es todo tan cercano, los medios de comunicación es un explosivo que nos desaliento, que  nos produce una tristeza incómoda cuando rostros sucios, rostros gastados, rostros moribundos, rostros sedientos, rostros hambrientos se planta bajo nuestra visión en la autodevastación de nuestra especie. Y un sin aliento, un corte de respiración juega en nuestro vientre con flores muertas, flores heridas. Entonces me siento caer. Apago las noticias, huyo de las redes y me escondo donde el dolor no tenga cabida…donde no tenga cabida. Me asomo al balcón, la marea en su ciclo sube. Está revuelta , un mar de fondo que ya conozco, traidor. Y , ahora, aquí a solas, te pienso, siempre te pienso en esa habitación de paredes blancas y suelo gris. Una hoguera quema todo el ayer y yo me siento rejuvenecer. Estoy en el ahora , en este ahora estático, quieto. Dejo fluir una de mis melodías cargadas de una poética auditiva que me sostiene, me agarra a ser velas elevadas al viento…al viento. La tormenta veraniega ha terminado. Esta aruñada tierra tiende en medida que pasan los años ha ser más yermo, a ser más catastrófico, a ser más áspero en su relación con nosotros. El cambio climático está ahí, lento pero viene, lento, pero está más lo cíclico de la evolución de este mundo. Dicen que el campo magnético de la tierra esta variando. Una sociedad al servicio de la tecnología le afecta, los navegantes de los mares perderán sus rumbos cuando su gps se vea modificado por estas circunstancias. Y, entonces, que decir…todo cambia. Si, cambia el tiempo, cambia las estaciones, hasta hemos cambiado nuestra forma de ser por cada hecho grave de este pequeño mundo. Sin embargo, aunque todo cambie, estoy aquí. Vertical. Estática. Quieta. Suena el teléfono, cogerlo o no , esa es mi cuestión. Me acerco a él, es la llamada de la forense. Le hago un espacio en la espera, seguro que será para esas pisadas entorno me encontré los restos. Sí, hay que escenificar la historia pero, ¿cómo?, todo son suposiciones superpuestas hasta la reconstrucción final que será real o no. Pero hay que dar explicaciones de nuestros ayeres , todo bajo el punto de vista de esos estudios del presente, de lo actual, de lo que sabemos. Ahora no siento ganas de hablar, contemplativa bajo ese océano turbulento. Ahora no ,una convulsión viene por segundos y me agarro , en el balcón, este balcón lleno de macetas donde fluye la belleza de una flor. Para la lluvia, calles empapadas. Mi sudor, con mis ojos prietos columpio mis pensamientos y por un instante los dejo, los abandono donde la nada brinque al ritmo del oleaje.