viernes, marzo 31, 2017

ELLAS. CAPITULO 10

Ya hemos llegado. Laum ¿por qué me has traído aquí? No entiendo. Estamos encima de un mar de nubes grises, el firmamento respira calma con el fragor exuberante de una luna que no se va. Contéstame. Sé, que he errado en los campos donde cernícalos anuncian la muerte. Sí, he muerte. Pero ahora vuelvo a resurgir, a erupcionar en esta cima donde el helar aniquila mis huesos. No me importa, habrá otros que esto es constantes en su fuga por el bienestar y la esperanza. Refugiados en el ambiente equivocado, el egoísmo tizna al ser de una existencia mediocre, austera. Pienso en esos niños, en esas madres, en esos ancianos que recorren miles y miles de kilómetros para llegar a trincheras de hiel, trincheras de sangre contra su persona. Somos todos humanos, tenemos los mismos huesos solo nuestra mirada al mundo es diferente, nuestro razonar ante lo que viene, ante lo que está. Tenemos que aprender a respetar cualquier idea, cualquier Dios origen de las entrañas de esta esfera. No sé por qué te digo esto. Es lo que pienso. Será la resaca. Ambulo por petrificadas colinas del saber, la duda me caricia y su desdén me aprisiona. No nos entendemos. Con lo sencillo que es charlar en el girar y girar de los días, de las noches, de las tardes. Ahora recuerdo. Sí, aquí nos conocimos. Yo perdida en una cueva de nuestros ancestros, había claridad. No sé que me dio por meterme. Tú de excursión con otros compañeros. Yo sola. Tu acompañada.  Yo asustada. Tu segura. Y comienza la danza de la atracción, del manar un magnetismo que hasta hoy en día es erecto. Te quedaste conmigo no sé por qué. Tus amigos se fueron, seguro que en sus mentes tú eras reflejo de fortaleza, de confianza. Yo desquiciada. Tu serena...tan serena que tus ojos al cruzarse con los míos me sosegué. Y venga la paz ausente, despreciada por mí en aquellos momentos. Pienso, que fue instante adecuado, el preciso estar y saber estar en el lugar adecuado. Aquí, donde estamos ahora. Y venga el beso. Sí, ese beso a ras de mi cuello como enigma de tu esencia. Me estremecí, me estremezco ahora solo recordarlo, alberga cada tiempo del atrás. Me miras y en tus ojos observo la alegría. Me conoces bien. Aquí los pinares, el submundo magmatico que alienta estas islas. Islas nacidas de las profundidades del océano. No pertenecemos a nadie y al mismo tiempo somos de todos. Lugar de paso para aquellos bailadores de la libertad. Bésame, así, como aquel día…por qué no. Y vienes, y me abrazas al calor de las estrellas del cosmos. Este cosmos desconocido, bello, magnífico. Bésame, así, con las alas verdes de nuevas singladuras en el fin de nuestros días... 

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