No, no he venido a pedirte nada. Solo, el bello aliento de
unas manos azules acompañantes del silencio. Aquí estoy, coreando el mecer del
oleaje. Solo manos adueñadas de la libertad en el vuelo soñado de un mañana con
frescor a lavandas. Aquí estoy, cansada, plomiza nube carraspeando la nada, con
el dulzor verde de plumas en el alzamiento de mis pasos. Me pierdo. No, no he
venido a pedirte nada. Solo, la palpable y eviterna sonrisa de tus atados
ojos…hundidos, fuga en el vértice de la insonoridad. Cansada…sudor entregado a
mi vientre en el suceso de las jornadas. Cansada…desierto habitado por mi
mirada, espaldas soplando lánguida ganas de continuar en la larga danza de las
tempestades. No, no he venido a pedirte nada…cansada, el letargo son llamaradas
que vienen, que me acarician y su beso…su beso me embelesa en el hasta luego. Sí,
hasta luego, vendré con el brío de hojas
retoñando en la infinita calma de una sombra alistada por mis sentidos. No, no
he venido a pedirte nada. Solo, el esbozo de mi entereza apacigua los dulces
caminos del descanso. Cansada, no sé por qué…me tira y me tira en el tremor de
baladas mudas al despertar….
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