viernes, julio 13, 2018

Ella....


Sinusoidal , espíritus flotantes barruntando la dejadez, la desgana , la desidia en un círculo tempestivos de ojos huecos, de navajazos a la verticalidad. Un círculo, seis almas brutales, un alma en su centro desmayada, indefensa, caída, rota y la noche…no hay estrellas solo la música tenebrosa de un violín que carraspea dolor….mucho dolor.
1:
No eres nada.
2:
Vamos a por ti.
3:
No eres nada.
4:
Vamos a por ti.
5:
El pistoletazo, los toros hay que reventarlos. Vamos a por ellos
6:
A por ellos ¿Quién corre más? ¿Quién es más poderoso?
Ella:
Toros y toros. …me siento decaída, sumida en un profundo adormilamiento y cansancio que solo soy dejadez. Todo fluye violentamente y despierto en medio de una laguna de sangre…roja, muy roja. Me evaporo, lloro. Me miro en un espejo y observo cierta masacre, cierto apuñalamiento a mi existencia, al ritmo cierto de mis pasos. Me tambaleo, me desoriento y silencio. Sola, estoy sola ¡Qué ha pasado¡ Vagas pesadillas se inmiscuye en mi mente, vagos recuerdos de una noche tormentosa, agresiva, malévola. Me siento caer y algo tira de mi, algo muy fuerte. Tan fuerte que la muerte ha venido. Tumbas sobrevuelan mis sienes , un grito ahogado, un grito torpe, un grito desahuciado. Nadie me escucha. Sola, muy sola y mi palabra atada a barrizales, a pozos donde la nada me espera.
1:
No eres nada. Yo soy el poder.
2:
Vamos a por ti. No hay lástima. Yo soy la voz.
3:
No eres nada. Yo soy el verdugo.
4:
Vamos a por ti. No grites. Eres y todo es inútil.
5:
El pistoletazo ¡corre¡ ¡Corre¡ nosotros podemos
6:
A por ellos. A por ella. No eres nada.
Ella:
Hombres. Hombres…abuso aberrante contra la mano frágil, débil. Solo sangre y más sangre y la nada y el vacío. Horror, ojos de colmillos zanjando mi vida ¡Mi vida¡ teñida de olores extraños, sucios. Me siento sucia, desenvaino mi lucha y siento perder la conciencia, y siento perder mi verdad, y siento un vértigo arrastrándome por lodazales ¡Fuera¡ ¡Fuera¡ Quiero salir de este círculos de ojos de agujas.
1:
No eres nada. Todo ha terminado. Me voy.
2:
Vamos a por ti. Estás perdida en tu hipocresía.
3:
No eres nada. Basura, mediocridad. Me voy.
4:
Vamos a por ti. Culpable.
5:
El pistoletazo. Sí, eres culpable.
6:
Adiós. Solo eres un objeto. Solo habrá callar a tu grito.
Ella:
Sola.  Toros desconcertados, destrozados, sangrantes a igual que yo. La bestialidad humana culmina en el terror, en el oleaje violento de ser colgadas en hilos que sierran mis sentidos. Me despido. Me despido ante tanto daño, ante tanta…tanta injusticia ¡Donde están mis derechos¡ Los busco. Los busqué y solo halle ciegos, sordas miradas de atmósfera calcinada a mi entereza, a mis pilares. Sola.
Aislada, enganchada a un círculo donde las almas del otro mundo la llaman, la llaman al ser abatida por palos con pinchos al rojo vivo. Aislada. Mira a su derredor y solo observa nítidamente el largo camino de la supervivencia. Dolor…mucho dolor.
Ella:
Un paso. Dos pasos y de vuelta sin la luz de la luna. El nocturno tenebroso me encerró en paredones de ortigas. Y, ahora…columpios de tachas danzando sobre mi cuerpo quieto, indefenso, agónico de la llamada a la ayuda. Sola. Muy sola…mis palabras se pierden en pozos hondos donde la verdad se tapia con la mentira, con la suciedad. Sucia…me siento sucia, muy sucia.
Alma 1:
Te creo.
Alma 2.
Te creemos.
Alma 3:
Estamos contigo. La verdad vertiginosa con el paso de las estaciones saboreara a la razón y serás otra vez gorrión trotando en la alegría, la alegría de lo justo, de lo sensato. Ellos se retorcerán en el barro, en cárceles huecas donde la sonoridad  de sus fechoría los castigaran.
Alma 1:
Te creo.
Alma 2:
Te creemos.
Alma 3:
Abajo la violencia. Arriba el respeto. Abajo ellos. Arriba tú. Anímate, estamos contigo. Sobrevuela la sonrisa otra vez. Sí , otra vez. No recuerdos. Como antes de ese suceso amargo, asqueroso, podrido.
                Se disuelve el círculo. Ella, sola. Mira el firmamento. La luna viene, viene con su caricia de cómplice, con su ganas de llevarla lejos…muy lejos, donde las manos de astillen , donde las lenguas de veneno no la pronuncien más, nunca más.

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