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Un
océano propio como habitación donde mis días pasan. El me invita a escucharlo y
yo atento a sus susurro me columpio en sus leyendas, en sus historias , en su
hoy. Un océano abatido por la dejadez de nuestros ojos. No lo miramos como se
mira a un amante, a una amante en pleno auge del amor. Nos alimentamos de él,
machacamos sus entrañas, le quitamos espacio. Y la renuncia a ser vertedero de
toda esta inconsciencia humana, de este tremendo absurdo humano. Y el esta
harto de ser cuerpo de deshechos, de esa podrida manera del trato hacía su
azul, su bello azul, su gran azul. Y el se violenta escupiendo los deshechos a
la orilla, y se vuelve herido. Escucho su dolor transmitido a los cetáceos que
colman alrededor de esta isla, de esta tierra. Considero que pertenezco a el
como el a mi. Ya se amor…ya se amor. El aislamiento y la soledad no es buen
mensaje. Considero que desde mi postura puedo alberga este gran dios de las
olas que rompen. Y me confieso como hijo de él ¡Pero que hermoso es mujer¡Me hubiera
gustado que en el ayer hubieras paseado en la humedad que deja cuando la marea
baja. Pero eso fue imposible siempre me decías, no, no , el mar es cruel se ha
llevado muchas almas en plena juventud de sus andanzas. Le temes y eso no lo
entiendo. Yo aquí con el gran maestro de las vueltas que da la vida. Bajamos,
subimos y alcanzamos el equilibrio cuando un beso rebosante de amor se aproxima
a nuestros labios ¿te acuerdas de nuestra despedida? Sí, aquella con la brisa
de un otoño caluroso en esta isla, tu eras joven , yo también y nos aventuramos
en el cosquilleo del deseo, de ese deseo apasionado que nos unió y nos separó
en un breve instante de tiempo. Tu sobre mí, cabalgando hasta que el éxtasis nos
llevó al cansancio. Me quede dormido sobre tu pecho y tu sutilmente acariciabas
mi cabello ¡Oh mujer divina ¡conservo esos momentos en cada noche donde las
estrellas meditan a la sombra de mi espalda. Sí, hubo un gran amor entre los
dos. Pero ya ves, el mar nos distanció. Se que estas cartas serán leídas y ojalá
te la emiten a ti…ojalá. Nunca te olvidé, ni nunca hubo más enamoramientos.
Solo tu y mis pensamientos se quedaron conmigo y este gran azul. Yo
Suam caigo en la duda cuando leo y releo este folio. Me gustaría conocerla. Me
hubiera gustado que siguiera vivo el y que me narrara su historia de amor, que
es una historia gris, triste y melancólica. Una melancolía que le duro a lo
largo de su vida. Una melancolía que tuvo que ser turbadora cuando la guerra
estalló. Me impresiona su manera de expresarse, un hombre culto, misterioso. A
veces nuestros prejuicios nos asestan una trampa. No es lo que pensamos, es lo
que palpamos, lo que vemos, lo que con nuestros sentidos podemos rozar aunque
con mesura. Imbuido en este hombre me presto a quererlo, aunque no lo conozca.
Hay algo en el que lo hace entrañable, afable, me calma. Yo Suam me siento
bienvenido y cómodo en este lugar donde rompen las olas, el faro.
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