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Aquí,
ahora, ya cuando ellas se van me quedo en este faro donde rompen las olas. La
gaviota no está. Yo Suam culminó que andará en un largo vuelo en espiral a
espera de su presa, su presa en este océano que me rodea y mi protege. Sí, yo
Suam que este océano es espada contra aquello que me turba. Es un lugar de
ventanas abiertas, cerradas según el sentido del viento. Su ritmo cambia con el
paso del tiempo, como todo, todo cambian y más aun cuando el dolor es presente,
es presencia hermética, estático que quieres derribar desbaratando todo su
ente. Yo Suam noto que puedo con el, hay algo en este ambiente que habito ahora
que me protege , que me hace transformarme en un pensamiento vago de la esencia
de la vida. Esta vida en la que estamos ahora, retroceder no sirve de nada.
Solo una visión de una sonrisa, de una calma vibrando a la par de las pisadas
del ayer. Yo Suam, aunque solo, considero este instante bello. Una belleza
enemiga de las corrosivas manos de las guerras, de las huidas, del hambre , de
la sed , de las violaciones a la humanidad. Y considero que siempre estarán
vigentes al acecho a la caída, al acecho de lo vulnerable que es la ingenuidad.
Somos presas de un mundo que orbita en un delirio de poder y una ambición
maléfica. Yo Suam escucho el piano mientras las ventanas se abren , se cierran
según va variando el viento. La tarde noche me va acunando en este proceso donde
la desazón quiere irse para comenzar una nueva etapa de mi ser como humano. El
silbo de un misil estalla en mis sienes e intento agarrarme en los brazos de
este sillón que tiene ojeras. Parece que me hundo, pero una fuerza mayor me
lleva con esa melodía donde los ojos son brío de la luna blanca que llega y
llega temprano. Y me asomo. Y me asomo. Y mi amiga la gaviota está ahí fuera. El
viento se apacigua y ahora es una ligera brisa con olor a despertares donde lo
sensato, donde lo sano, el equilibrio es ruta que me apoya.
Hola
querida. Si, me enterado, aunque no tu no lo sepas. Te has casado porque está en
estado. Y ese niño o niña, me es indiferente, es hijo o hija mía. Seguro que tendrá
una infancia plena contigo, seguro que lo tu le enseñes le valdrá para su
mañana. Yo es que no la quiera o lo quiera. Pero, imagina mujer este lugar,
desconectado de las vivencias de la isla, siempre aguardando que ninguna nave
varé cuando se aproximan a ella. Si, mujer, si algún día lees estas cartas, lo
protegeré, la protegeré desde la lejanía como sombra y no como presencia. Nunca
lo sabrá, nunca te perjudicaré. Este no es lugar para una persona como tú y
como no para ese bebe que esperas Uhm querida, una pena se apodera de mí. He sido
tan egoísta al apartarme de todo y así es la vida. Pienso detenidamente y creo
que es bueno este destierro mío, en este faro que parece dormir cuando hay
claridad y no es así. Siempre estaré vigilante de tu bienestar. Porque te
quiero y no hay más, aunque estes con él. Se que la sociedad te obliga a
engañar para ser parte de ella. Se que la sociedad te empuja a caminos precipitados
donde no sabes por donde saldrá el sol. Se que esto es una isla, un pueblo
donde las voces rompen cada cimiento de libertad, de vivir una manera distinta
o que puede ser ofensiva para su manera de ser. Esa manera de ser estancada en
los prejuicios, en el afán de etiquetar, de manipular todo aquello que nos similar
al tipo de existencias establecidas en sus murallas. Oh, amor, como morimos de
desesperación e impotencia. Tu no quedarás al margen, serás uno más de ellos
con tu manera de ver las cosas rajadas. Vive amor mío y ese hijo o hija tuya
que pronto nacerá te desembarcará en una alegría donde el olvido de la tristeza,
de la añoranza por lo que fue y no pudo será pilar de tu mañana. Uhm, querida, te
quiero y me despido desde aquí, donde las olas rompen.
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