Un correo de la ausencia de años. Con solo estas frases “
has cambiado tanto ,no…no te conozco, que serán de tus manos, me dicen. Antes
un resoplido melancólico bañaba tu mirada, siempre al horizonte, donde los
astros nacen y mueren. Ahora eres opaca, aislada de todo ánimo en el ritmo de
amar, de enamorarte. No, no te entiendo. “Un correo que me hace feliz, me
endereza una sonrisa en mi pecho y a carcajadas, sola, danzo en el callar. Sí,
querida amiga, cambiamos, es que no ves los acontecimientos esparcidos en este
mundo. Ya sé que no sabes de mi hace mucho….muchos años. No soy o tal vez si
pero en la reconditez esa foto vieja de espaldas a la isla, con mis ojos
abrazados al infinito del deseo. Todo ha acabado, hace muchas estaciones…tantas,
que de ti solo queda un vago recuerdo. Ahora soy otra cosa, como el clima que
nos absorbe. Decirte que aún conservo esa imagen. Está aquí, en mi cuarto, atrapada
en las horas de la calma. Mis manos …no sé, igual. Ya sé que te encantaban. Las
miro, las examino y respiro hondo, hasta las acaricio. Un beso volado de ellas
estés donde estés. Yo sigo aquí entre las mareas de una rutina imperturbable,
sin transcender en mis paseos cotidianos. Quizás haya encontrado el sosiego, la
tranquilidad, el respeto a mis sentidos. No lo sé, son etapas de la vida que
van creciendo a medida que rastreas el conocimiento, la madurez. Algún día
cuando el calmo oleaje me avise te llamaré. Así podré escucharte, la
comunicación presente es tan superficial que necesito de la voz, de los ojos el
rumorear de las sensaciones, de las emociones. Sabes, ya no te espero. No es
desprecio pero es que tenemos que prescindir de otras sombras tras nosotras,
tenemos que lanzarnos en estas vertiginosas esferas solas…tan solas con el peso
de nuestras alas. Puede ser que no me comprendas, pienso que es así…solas
corriendo en la huída de las brumas miserables. Mis manos, vuelven a mí, me
hace gracia …je, je…manos eclosionando el sutil reverder de mis andares.
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