sábado, septiembre 02, 2017

LA, LA, LA...

La…la, la, la fluye en la inconsciencia de los sentidos arrimados a las huellas de una tarde húmeda, apática que se va. Adiós, le digo. Yo sigo con mi la, la, la sepultando restos de un poema amargo, agrio para el reverder de su mirada ¡Qué suene la música¡ ¡Alegría a los desnudos vientres que danzan en las remotas grutas del descanso¡ Las estrellas ya embriagan a este planeta mal usado, asentimos y nos revolvemos bajo la pesadez de un pensamiento. La…la, la, la, ahora no, espérate un poquito, un tiempo donde la sonrisa sea brío de la esperanza como brutal explosión de manos que andan, de manos que se acarician en la inquietud de los misterios, de los secretos de la eterna felicidad. La, la, la…todavía estoy aquí en el sutil aliento de una atmósfera que me envuelve para los pasos del mañana ¿Qué será? ¿Qué será? Un pájaro azul se columpia en las manos, esas manos arropadas de la fértil tonada de amor, del querer trepar en las arboledas lejanas y viejas de sabiduría. La, la,la…¡qué suene la música¡ Amante en las orillas verticales de las cartas ausentes ¿Qué será? ¿Qué será? Años fugaces en la nave de la espera. No quiero oír llantos, ni gritos. Ahora no, en estos momentos donde el solaz de la memoria se alza por los caminos exuberantes de unas notas. La, la, la…

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