martes, agosto 26, 2025

HABITACIÓN CERO (NARRATIVA) 12

 

12

La pesadez de mis grises alas. Alas grises, plomiza sacudida temblando ante esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Un halo de luz azul se balancea sobre ti. Un azul equilibrado, tranquilo con la voz de palabras deshidratadas marcando un hasta luego, ya nos encontraremos en las dimensiones del espacio. Te vuelvo a saludar, no te inmutas, pero sé que me escuchas. Me callo y con el coraje de mi verticalidad soy pulso de esta vida en las vías donde el sol empapela las ganas…esas ganas de estar en volandas con la brisa correteando por mis estímulos. Y me estimulo, mis sentidos me llevan a un paisaje donde los campos de exuberante en verdor nos refrescas, nos resetea como hijas de los días, de las horas. Luego me estanco, pienso en esas guerras perdidas por el sustento clave de la existencia, el agua. Agua que bebo. Niñas arrastrando cubos, presas de la juventud perdida para el levantamiento de sus pueblos. Sí, hay guerras perdidas por este combustible elixir del ser, del estar caminando por las vertientes de la subsistencia. Los campos están secos, suena el tambor de la muerte como ráfaga asesina de cada asentamiento humano. Imagino un río. Sí un río cerca de alguna aldea. Un río prohibido con la excusa del dominio de otros. Un perro exhausto, flaco se acerca a beber. Ella, una muchacha lo observa desde la distancia. Opresores con machetes y escopetas la vigilan. Espera su movimiento hasta ese mismo lugar donde el perro exhausto , flaco va a beber. Ella la llama ante el hermetismo y amenazas de las metrallas. Sed. Hambre. Hambre y sed conjugan en su cuerpo. Agotada, desnutrida, deshidrata ve esas armas como alas negras que escuecen en su pecho. No tiene nada que perder y se pone en movimiento ante la mirada carnicera de esos militares. Y cae, el perro exhausto y flaco se acerca a ella. Le lame su tez , sucia, descuidada. Su pecho herido de muerte da su ultimo aliento. El perro exhausto y flaco se acuesta a su lado como compañía de sus últimos segundos en la desesperación , en visiones falsas de la realidad. Ella, se aleja de su cuerpo casi sin darse cuenta. Emigra donde los sueños son eternos, donde sus manos ya no flaquean, donde el agua ya no es necesaria. Bebo de mi botella, siento como corre por mi cuerpo hasta mis emociones. Una habitación blanca. Una habitación de suelo gris. Me agito en una barca que va  a la deriva y me pregunto el porqué. Porqué quiero ser pasos sin destino, nómada de las estrellas, de las jornadas donde el presente es vitalidad que pronuncie mi destino, mi nombre. Y ahí surge la magia, imantada por los colores del día…que bien hermosos son y me amarro a las vivencias actuales sin darle entrada al ayer. Y qué es el ayer, un flor sin pétalos, un bosque donde la sonoridad se vuelve oscuridad, un paisaje inanimado donde las nubes caen en un precipicio de la nada las reclama. La muchacha. El perro exhausto , flaco y la fosa de los ignorados, donde somos indiferentes a los fallos de este planeta. Y somos culpables, todos. Me declaro culpable de cada guerra, de cada insolidaridad, de cada justicia desbarata existente en nuestro siglo. Es como si retrocediéramos o seamos iguales al pasado. Todo se repite…tum…tum…una y otra vez. Sed. Tengo sed. Una habitación de paredes blancas y suelo gris. Agárrate a mi madre mía.

 

 

 

 

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