viernes, agosto 29, 2025

HABITACION CERO(NARRATIVA)13

 

13

Los Faycanes se reúnen en una cueva donde los astros son palabras a sus pensamientos, a sus decisiones. Preguntan que hacer con estos muchachos huidos, de tribus distintas. El veredicto es apresarlos, el veredicto es la muerte por incumplimiento de las leyes del universo que los gobiernan. Un sacrificio para que los Dioses del cosmos no los castigan con el hambre y las enfermedades, para que la cosecha no sea mala, para que infundan el pánico entre cada estado de los aborígenes de la isla. Y de repente fueron acorralados, fueron apresados entre el sollozar quieto de sus destinos. Así murieron, les dieron la oportunidad de liberarse de todo mal, no quisieron. Juntos en una cueva donde los restos de la siembra quedaron em la eternidad. Su huida como fugitivos de la naturaleza, de sus leyes no sirvió de nada. Abrazados, casi en posición fetal quedaron para ser descubiertos en el día de hoy. Temblor. El Dios de la isla vecina, como le dicen, ruge sin descanso, sin esa tregua necesaria que les haga pensar que hacer. Los ángeles y demonios hacen su mezcla  en la tierra sin saber donde dispararán. Tomo mi café. Sí, un café que sustenta esta soledad mía y arremeto desquiciada contra la radio. Basta, me digo. Basta ya de tanta y tanta barbaría. Que si la guerra de Gaza. Que si la guerra de Rusia y otras que no nombro. Y pienso…pienso, la salud, de esas gentes involucradas siendo inocentes. No, no serán los mismos cuando todo esto termina….si termina. En mí, una niña, sola, con el hambre carcomiendo su entereza, su mente, su sentido. Y no hay más…no saben del mundo real, este cual gozamos nosotros, donde dormir bajo un techo seguro despierta el equilibrio en una proporción quieta. Abres los ojos , miras a tu derredor y existe la clemencia de la tierra que habitas. Sí, la tierra que habitas. No es igual según donde te marquen tu ánimo en lo cotidiano. No, no es igual. Sin embargo, no lo captamos. Estamos retraídos en nuestro insulto , en nuestra queja que de jornada en jornada absorbe nuestro mundo…nuestro propio mundo. Ahí van las Arimaguadas bajando los barrancos con ramas y otras hierbas para purificar a cada uno de los guanartemes de la isla de esta desobediencia de los jóvenes. Una imagen, el mar, ellas danzando con sus ramos mientras las cabras vigilan desde los riscos. Bailan y bailan atrayendo la buena lluvia, la buena vida, la buena cosecha y la seguridad a sus gentes. Se unen todas como hijas pródigas de los Dioses que pueblan el Universo. Se distingue una ramificación de la vía láctea y a ella lanzan sus cantos, su rito de limpieza. Los jóvenes los dejarán ahí, en la cumbre, morirán de despecho e inanición como castigo influenciado por la supremacía de los astros. Un cigarro. Un café. Un café y un cigarro. El lamento del pasado, de hace siglos de nuestra era. Bailan y bailan hasta que sol viene a buscarlas para acurrucarse en sus respectivas cuevas. Esta historia es triste. Hago hincapié que todo este proceso se repite en cualquier lugar de este extraño planeta en medio de la oscuridad del fondo cósmico. Mientras tomo mi café. Mientras enciendo un cigarro. Mientras mi mente en un hospital donde la respiración se pausa para luego agitarse continuamente. Y continuamos con esta ruta donde el viento apagado nos llamará para tomar destino al sobrevivir. Las calles de agosto se mueven en la calla manera de sus gentes solo, el fallecimiento de mis ganas, de esas fuerzas de hacer algo. De hacer por hacer. Dirijo la atención a mis palmas e intento describir mi mañana, no percibo en lo que desencadena y me es indiferente. El hoy, eso presta mi atención, lo que ocurrirá en las próximas horas, minutos, segundos. Me alojo donde los pensamientos descansan, inerte vuelo de pájaros callados al son de los viajes en torno a un duelo prolongado en el acuerdo de estar cuerda en el  proceso de la despedida

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