domingo, abril 17, 2016

Divagaciones de una mañana de abril....

De vez  en cuando nos emancipamos de los horizontes marmóreos del silencio. Andamos por puentes colgantes donde la caída al vacío puede ser la metamorfosis de nuestro retumbar por las tierras aisladas de todo mal. A veces retrocedemos, nos inmiscuimos en aguas pasadas donde la tempestad puede ser una grotesca pesadilla que hemos de sobrevivir con el paso de las estaciones. Ahora cuando todo parece ser composición de una nube en el alba nos damos cuenta de la llamada a la verticalidad: columnas uniformes que amplia nuestra visión bajo las estacas de antaño. Arrebatamos los sudores que por nuestro cuerpo desnudo raspean y continuamos en el devenir de los soles. Anoche soñé, se podría decir. Sí, soñar con la mano sutil acariciando cada brisa de los labios del destino. Todo acaba, el frío se encoge y se expande la sonoridad de unas miradas que parecen decir algo.  Bienvenidas sean, aquí estoy.

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