viernes, noviembre 25, 2016

Alejados...

Alejados, momentos que se contrae en un espacio donde dos cuerpos trepan a la cumbre de sus besos. Ellos, ahí, desfigurando lo cotidiano en el albor del querer. Somos seres de aquí, de esta atmósfera absorbiendo de las jornadas lo más hechizante, lo que se pueda enhebrar bajo las luces de un otoño. Un árbol más allá de la ventana que los vigila, así, de manera suave, reflejando el viaje a los eviternos instantes. Dos cuerpos sudorosos en la estampida monótona de los soles. No desean aliarse a la existencia, a la vida que los hilan con otros. Están bien, aislamiento hasta que el cansancio se arrime a sus alas ahora inmóviles, estáticas, palpables a ras de sus miradas. Sí, alejados, sentidos presente en la emoción, en el mágico imantar de la dualidad de sus manos. No hablan del adiós ¡Flores emergentes en la sutil caricia de sus labios¡ Así, en el infinito del universo solo olisqueado por perennes gracias del uno con el otro, del otro con el uno. 


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