Espíritu:
Siempre maldiciendo el resonar desterrado de estas paredes. Gritas, ¡ay vida maloliente desemboco en
la tiranía de la soledad desde que él se fue¡ Mi ser, mis sentidos se revuelven
bajo las ventiscas de un tifón que me lleva a agujeros negros de un universo
que desconozco ¡Dónde estás amado mío¡ orbito en la sentencia de mi ira ante tu
ida. No, no puede ser te has marchado callado, solemne en el vasto imperio del
vacío. No, no quiero oír más tu lamento, esa agonía expresada en llantos y
encierro. Respira hombre de hoy. Inspirar y espirar, espirar e inspirar con el
mecer de las jornadas venideras.
El:
¡Qué escucho¡ ¡Es su voz¡ Ha regresado para reprenderme, por
ser solo un sonoro anacoreta que veía en sus ojos. Muéstrate amado mío. No, no
te veo, solo te escucho los zumbidos de un que suenan a ti. Dices, no quieres oírme
más, oler todo lo que se pudre bajo este techo desde que te marchaste. Sin
embargo, conversas conmigo ahora o soy yo. No lo sé. Llevo estaciones aquí
recluido, la luz del día angustia mis ojos, la noche chorreo trazos de tu
esencia, de tu aroma y puedo asomarme y ver más allá de las estrellas ¿Te
acuerdas de aquella melodía que tanto nos gustaba? Triste, decaída, humilde,
sencilla, sonoridad de los corazones que se amaban. Te presiento y tocaré para
ti, para tu venida.
Espíritu:
No. Rompe ese piano. Destroza las ventanas ¡Márchate de esa
casa¡ Sí, esas paredes te manchan, te engarrotan y solo te deja pensar en mi.
No he dicho que me olvides, solo soy un recuerdo de un efímero recuerdo
sempiterno. Agárrate fuerte amigo mío, querido y lucha por la vida. Ya nos
veremos, más adelante cuando redoblen las campanas por tu desvanecer de esta
tierra.
El:
Sí, me iré. Pero antes tocaré, tocaré toda esta noche hasta
que las filigranas solares me avisen de mi ida. Me siento feliz ¡Oh escucharte¡
Me das una opción, la de vivir o no. Esperaré mi turno y cuando la luz azul de
invierno me avise contigo me reuniré. Jugaremos, reiremos, tocaremos el firmamento
con nuestros labios, con nuestro amor.
Espíritu:
Toca y toca. Desahógate y luego te largas como me iré yo.
Y tocó
durante toda la noche. Una luz blanca revoleaba en su derredor. No lloraba, sus
ojos eclipsados absorbían de aquel haz luminoso como fuente de vida, de una
esperanza, de un sueño ya ido.
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