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Ella mujer del
viento transformada en mujer de arena le dio la mano a esa otra mujer vagabunda
del mundo, un mundo caído en la desgana.
Con su magia la llevo por la vacía ciudad hasta la costa. El rugir del
oleaje se sentía en sus alas a través de la ventolera.
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Ahora hija de la tierra toma vuelo a igual que
yo un día lo hice cuando era círculos y círculos de la nada. El castigo me llego hasta esta figura que soy, solo, mujer de arena que
algún día perecerá.
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Castigada..castigada. Por qué. No llego a
comprender si solo eres polvo.
-
Polvo porque mi tumba fue el desierto y en ese
desierto te encontré a ti. Cuando quise ser libre sólo hallé cuchillas
avariciosas a mis cadenas rotas. Era
esclava ¡Sí esclava en los tiempos presentes. Esclava de una existencia malicienta. Me enjaularon hasta no más que ir
rajando pétalos y pétalos hasta consumirme en la tristeza y ser ojos blancos,
ojos rotos, ojos herméticos.
Ascendieron
donde el oleaje de aquella noche rompe mientras que Ann la vagabunda divagaba
en el equilibrio y penas de esa mujer. La calima dejo de existir y ahí estaban ellas
dos Ann la vagabunda y la mujer de arena como vigías del horizonte. Una luna
redonda y briosa nació. De nuevo de la mano la observaron y cerraron los ojos.
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Si. Yo mujer encerrada por la ira de un seres.
Recuerdo caravanas de grilletes sangrientos por la arena del desierto. Cuerpos
cansados, desnudos, descalzos con el invierno dando descanso aquellos, aquellas
que reventaban, con el calor agobiante dando calma a las almas abatidas por la
sed, por el hambre. Cuerpos violados, rasgados, quebrados , mutilados al son de
la agonía, de la precariedad de haber nacido aquí. Aquí en esta esfera que nos
sostiene en el callar, en la nada...continuará
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