sábado, mayo 19, 2018

la mujer de arena (narrativa, continuación) 12


12
El niño y su fardo. El fardo y el niño. Paulatinamente la mujer de arena fue sombra de su diminuto cuerpo, tendría 6 años, 7 años, 5 años…no lo sabía. Se arrodilló y con su mano acarició su frente. No, aún no despiertes. Los horrores del ayer, del hoy serán destruidos en la danza de mis manos sobre tu cuerpo. Solo era huesos y carne. Huesos débiles para el continuar de las auroras, carne herida, llagada por la bestialidad negra de la razón de otros. Lo cogió en sus brazos y se levantó, mientras él seguía aletargado.  Y le dio de amamantar, su sangre de inmediato circulaba por su persona. Y le cantó  la canción de la vida, de un nuevo empezar en la distancia de este enrarecido y telúrico lugar. Y le dio de amamantar  largamente hasta que sus ojos se abrieran con lucidez del nuevo camino.  Y le cantó ,
 “Hoy las estrellas te besan,
Te siguen en tu insonoridad.
 Las mareas del ayer
Se retuercen, se eclipsan
En sus terroríficos oleaje.
Y ahora eres tú.
Tú y los otros iguales
Que con sus danzas y alegrías
Calmarán la sed
Calmarán tu hambre
Calmarán tus heridas.
Hoy las estrellas te besan”
Dejo al niño como estaba, en la lentitud de la madrugada sus ojos la miraron y cierta gracia le hizo. No quiso hablar solo se desperezó y se yerto sobre sus piernas.  De la mano se marcharon. De la mano se evadieron de las bofetadas de esa ciudad. De la mano se encontraron con el océano. De la mano ella le habló y le habló. De la mano él seguía callado. De la mano se desprendieron. Un gorrión malherido que reinicia su sendero. El sendero de la inocencia. El sendero de la alegría. El sendero retornada a un vientre para la luz del nuevo amanecer.
“Hoy las estrellas te besan,
Te siguen en tu insonoridad.
 Las mareas del ayer
Se retuercen, se eclipsan
En sus terroríficos oleaje.
Y ahora eres tú.
Tú y los otros iguales
Que con sus danzas y alegrías
Calmarán la sed
Calmarán tu hambre
Calmarán tus heridas.
Hoy las estrellas te besan”


No hay comentarios: