martes, enero 22, 2019

CARTA 10


CARTA 10
Querida madre, dentro del cosmos que nos rodea la luna aparece en toda su plenitud, redonda, con deje gris que me deja embelesada. Esas noches no duermo, solo siento el latir corrosivo de gemidos ¿Qué habrá pasado? Me pregunto en este refugio donde todo es desorientación, donde todo es desorden, donde todo es casos. Le doy un beso en la frente a este pequeño que duerme junto a mí, tranquilo, aislado de las corrientes malvadas del día a día. Soy su protectora y me gusta madre. Sí, ser escudo de alguna venida del mal. Solo el tiempo dirá nuestro destino. Quizás estemos toda nuestra vida aquí madre, un poblado de gente huída que se estanca en lo más extenuante, en lo más severo de la tierra. Me armo de coraje y continúo. Sí, miro esa luna bella que nos mira.  A veces siento la necesidad del desobedecer, del coger e irme de aquí, saltar la alambrada, destrozar ese muro que se yerta ante nuestros ojos agotados. Miro la luna ¿qué misterios guardará? Y le pregunto qué será de nosotros. No me rindo madre, aquí sigo esperando…esperando la abertura de esa alambrada. Aunque el invierno se ha ido el frío es repelente, asqueroso. Y miro la luna madre, ejerce cierta atracción que me lleva lejos, muy lejos. Ideo un mundo ideal, un mundo movido por la fuerza de la paz e igualdad. Que yo sé madre que nos rechazan por no ser de cómo la sangre que corren por sus venas. Somos extraños para ellos. Pero déjeme que no te cuente penas. Hoy escribo bajo la luna, una luna que no nos abandona, que sigue nuestros pasos. Yo soy fuerte, no estoy enferma madre pero los lisiados, los ancianos ¿llegarán? Y le suplico a esta luna con toda su grandeza y pura que nos ayude a nuestro final del camino…tan largo, tan duro, tan violento, tan cruel, tan oscuro. Me despido madre, cuando volvamos a vernos nos abrazaremos y cantaremos aquella canción que tanto te gusta.

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