lunes, enero 07, 2019

LA CARTA...4

CARTA 4
Querida madre ¿Cuántos seremos? No lo sé. Está noche en la que te escribo es por qué no he dormido. Me he quedado mirando las estrellas infinitas que brillan ante tanta oscuridad. Camino y camino y esto parece no acabar. Cada día más y más. Existe un cierto silencio roto por alguien que en su agonía desprende desgarradores gritos ¿por qué madre? No, no quiero saber lo que le ocurre, la pena ya pesada hace de mí una frágil paloma de la nada, una pesada verticalidad que a veces se dobla pero vuelve a levantarse para continuar. Estoy aquí madre observando el universo y mi mente corre deprisa, muy deprisa. Pensamientos tranquilos de vez en cuando, pensamientos terribles es lo más.  Lo del agua ya se ha solucionado, ha llegado cierta ayuda de no sé dónde, no conozco este mundo. Pero de seguro que volverá a fallar y si no vendrán más desgracias por otras causas. Y me pregunto madre ¿más desgracias que la de estar en medio del desconcierto, del dolor, del sin saber hacia dónde vamos? Madre, no quiero caer, ya verás como llegaré, ya verás como pronto nos veremos. Hoy, en esta noche, no quiero dormir, no quiero soñar, no quiero respirar calmada.  Me agito sin más, pero cuando observo esas estrellas que a veces desaparecen fugaces me doy cuenta de lo pequeño somos. Alguien me ha dicho que son las almas de los muertos ya que ahora dan luz cuando la oscuridad nos abraza. Yo quiero creerlo así.  Hasta luego madre, ya sabrás más de mi, de todos. Yo sigo aquí, esperando el amanecer de este crudo invierno donde las estrellas parecen que me hablan

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