martes, marzo 15, 2016

Un sol...

 Un sol que no encuentro nada. Ráfagas de viento que acaba en un rincón donde la hojarasca crece y crece bajo tela de arañas. Rumiamos la senda de manos alzados al ritmo que la paz se congrega en plazas vacías. La calidez de losas tendidas en el camposanto de aquellos que antaño marcaron sus vidas con la danza de la libertad. Y sin más la noche. Andamos entre nubes desabridas, cenizas al encuentro de un mar abierto a todos los corazones. Solo el auténtico sabor del oleaje mientras avanzamos, mientras nos despedidos fuera de las amarras que rotan y rotan en nuestras muñecas. 

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