domingo, octubre 19, 2025

HABITACION CERO ( NARRATIVA) 25

 

25

Aunque la brevedad del tiempo nos acompaña, estamos aquí. Sorteamos los baches de cada jornada cuando nos encontramos en esta habitación cero. Un grito me acongoja, el mío propio. Se erige en vendavales desatados por tu mudez. Intento desnudar cada gota del aliento de tu mutismo. , de crónica desmotivación y soy recurrente al adiós. Y ese adiós cualmina en días prolongados donde rondan cuervos en el sin sentido de las pisadas. Tu expresión se vuelve afilada, dirigida donde las aves no cantas, donde las ballenas agonizan en su final. Tu vida, tu ayer, se vio vista de acontecimientos importantes. Viste como se calló la dictadura , como la civilización fue avanzando, como se curtía los cuerpos al son de las olas. Como el derecho se fue invirtiendo en la igualdad de hombres y mujeres en este país. Sí, en este país. Aunque, todavía, existan desacuerdos, injustos poderes que engarrotan a la mujer. Las mujeres, siempre apartadas de los logros, de las victorias, de los descumbrimientos, de hacer de su camino digno entre las cenizas al rojo vivo marcadas por una sociedad. Y las hubieron…Se nos miraba y aun queda restos que quieren volver como algo inferior, algo incapaz de actuar o pensar por su propia iniciativa o acción.Pero hay países y países. Todavía existen torturas a este genero . Mujeres olvidadas. Mujeres inexistentes. Mujeres rehenes de la obscura desembocadura del hombre. Un ayer marcado como mujer correcta, su casa y la crianza de sus hijos entre calderos , platos, cubiertos y limpieza para cuando el , si. El llegara a casa. Todos  a la mesa, corriente de pies desnudos se arrinconaban en la hora del almuerzo como una unión inextinguible. Pero todo acaba…todo finaliza. Toda educación comienza en los hogares, es base de la herramienta para constituir generaciones venideras. Yo aquí. Tu aquí. Yo y tu aquí en la diversidad de esta isla. Miro esta tarde de cielo celeste ideal y se escucha de un tal cometa , de un tal Atlas 3AI. Qué significado tiene en estos momentos donde estamos en la brevedad de los días para nosotros. Un fósil viviente, traerá noticias más allá de nuestro sistema solar. Miro esta tarde el cielo celeste impoluto que nos protege de la materia oscura que anda más allá de esta gravedad. Es impresionante en este ahora donde yo aquí, tu aquí, nosotras aquí estemos unidas en el proceso de la despedida mientras el universo juega al azar. Que grande es nuestro existir. Si, no debemos menospreciarlo cada pequeña vida surgida en este planeta. Puede que ese cometa contenga algún resto de agua, de metano posible de alguna manera algún tipo de vida. Y que vida sería ese, distinta a nosotros, más desarrollados, menos desarrollados, más inteligentes, menos inteligentes. Que tipo de organismos fluye en la oscuridad del universo, no lo sabemos. A veces es mejor no saber, sin caer en desánimo.  Yo aquí. Tu aquí. Yo y tu aquí. Habitación cero. Estoy desde el ventanal de tu habitación de paredes blancas y suelo gris y sigo las voces de la tarde. , de la tierra. Muchas voces. La voz del viento. La voz de los pájaros. La voz del tráfico. La voz de los llantos de la injusticia. La voz de la alegría. La voz del adiós. La vos de un árbol Me fijo en ese árbol, no tiene frutos, su hoja es perenne como la climatología de la isla. Se balancea suavemente mientras una brisa afable acaricia mi rostro. Los árboles narran historias, narran leyendas como testigo casi perpetuo del paso del tiempo Yo aquí. Tu aquí. Yo y tu aquí ante la brevedad del tiempo. Te pongo mi última composición para que me recuerdes, para que despiertas y tus ojos incidan en los míos., para que sepas que estoy aquí con mi mano agarrada   ala tuya. Dejas entrever un suspiro y emerges en el sentido del silencio. El silencio…venga el silencio. Miro otra vez ese celeste impecable cielo e imagino ese fósil viviente, el cometa pasando ante nosotros, ese desliz del universo. Me hallo tranquila en esta pausa de la realidad cotidiano, estoy aquí, en esas tierras profundas de tu mundo. Me implico en ti, mi mente toma la celeridad de toda una vida. Una vida de errores pero también de aciertos, de penas y alegrías. Una vida en la que hay que aprovechar cada pedacito de su sustancia como forma de convivir con el mañana. Habitación cero. Paredes blancas . Suelo gris.

 

 

 

 

 

viernes, octubre 17, 2025

HABITACIÓN CERO (NARRATIVA) 24

 

24

Abrir los ojos. Mirar a tu derredor. Las olas, incansables, perpetuas, en el infinito de su aliento. Sola. La arena. La orilla. Tendida en medio de un otoño donde la playa vacía se ramifica en mis sentidos, verticales. Mirar a la bóveda celeste. Un cielo límpido y puro me absorbe, me atrae como presa de un arco de colores después de la lluvia. Una gota liviana, frágil resbala por mi tez, por mi vientre, desinflado, deshabitado de ánimo. Siento el hormigueo de las olillas que llegan a mis pies, desnudos. Un reflejo de un ser abatido, caído. Una guerra terminada cuando se pensaba en la eternidad de su daño, de esas penas de los danzan con las balas de la muerte, con los fantasmas de los desaparecidos, con la sangre en sus palmas cuando las miran y es que no pudieron salvar, rescatar de la rigidez de las tumbas anónimas. El regreso a casa, a ese hogar, a esa ciudad donde una humareda de destrucción los agolpa en un miedo ya ido solo, el tormento. Se ven como extraños, como forasteros de un lugar desconocido entre nieblas y penumbra, entre miseria y hambre. Me duele la cabeza. Un sudor apuñala mi espalda, mi frente y despierto. Estoy en el salón, una tenue música ambienta mi hogar y siento mareos, fatiga. Una punzada me encorva y voy directamente a vomitar. Y es que no soporto los restos de una guerra, de una matanza inexcusable, de un golpe en las sienes donde si sobrevives serás hijos de las tormentas, de esas borrascas endiablada en su ruido sórdido. Te sentirás caído, caída cubierto por ortigas que treparan hasta ahogarte y cuando la noche llegue te cubrirás en tu cama o mejor dicho en un lugar con el miedo que suenen las sirenas del horror. Pesadilla. Delirio. No sé como enforcarlo. Aturdida, dejo de vomitar, voy a la cocina y abro el grifo del fregadero. Dejo correr el agua. Bebo de esa agua sin pensar, sin detenerme a si se puede o no beber. Me refresca. Un escozor despeina mi verticalidad, me desplomo. Ojos que observo. Ojos que imagino en una pena torturante, en una pena fosilizada para el resto de sus días. Esa situación me incomoda. Y es que la salud se pierde, la salud en su todo , ya sea física como psicológica. Agárrame fuerte le digo a esos ojos que observo, mira mis manos, están limpias, no tiene manchas de daño sino de una larga pena. Agárrate a mis pisadas, a estos pasos eclosionando donde las nubes dibujen afectos agradables, gráciles para tus sueños…si es que tienes sueños. Es de madrugada, mes de septiembre, la luna se ha asomada a este chiquito planeta convulsivo, aburrido. Los estragos de las guerras son perdurables, inagotables, murmurantes como cuando rompen los espejos al mirarnos y nos cortamos al coger un pedazo de ese dolor fragmentado cada estructura en pena. Somos seres de la lástima, de un lamento insonoro pero existente, recogidos donde nadie nos ve. El móvil. Suena el teléfono y es de madrugada. Me enderezo pero dejo que el agua del grifo del fregadero siga corriendo. Voy al balcón, me asomo. Oh . luna de los desaparecidos, de los desamados, de los huidos, de los muertos de este mundo. Si, oh, luna , tan inerte, tan fría, tan lejana. Me declaro cobarde. Sí, cobarde. Suena el teléfono. Todo este nocturno de luna clara es gris. Sí gris como esa habitación de paredes blancas y suelo gris.

domingo, octubre 12, 2025

HABITACIÓN CERO (NARRATIVA) 22

 

23

Una bocanada de alivio trepa por mis arterias cuando cuelgo. Temblor. Todo corre , todo se raja y después la quietud. Me detengo. Me sostengo y caigo como pájaro herido en el sofa de inmediato me levanto y salgo a la calle. El pánico a envuelto también esta isla por un pequeño instante y logro comprender que todos estamos unidos por esas raíces de la tierra como manos que se cruzan en las miradas, de temor, de calma llegada y pronunciamos , todo está bien. Si todo está bien. Todo es correcto , solo un susto que viene de ese pacto con la isla vecina. Camino, no se habla de otra cosa, todos abismados ese movimiento sísmico con epicentro lejos…muy lejos o no tan lejos. Solo, un aviso de la vulnerable que somos. Voy al parque más cercano y bajo la sombra de un árbol donde grullas descansan yo también descanso. Un descanso corto, un descanso efímero , desaparece cuando mi cuerpo me lleve de nuevo bajo mi techo y mis manos se posen ante un libro, ante el pieno, ante cartas inconclusas o no de algún amor perdido en el camino de mi destino, de mi vida. Mi vida, que ilusa, entre cuatros paredes mientras mi madre, la madre de este ser de una soledad elegida se precipita en una larga despedida, en una habitación de paredes blancas y suelos grises. El dormir me viene, intento alzar mis parpados pero no puedo y es que es imposible, es tan bonito el día a pesar del suceso, del temblor que aquí, tirada en la hierba fresca , es como si me tragara un sueño solemne. De aquí escucho el rubor de las campanadas de la catedral, una catedral que ha visto el paso de la vida en la historia de su construcción. Muertes, mentiras, acusados, culpados, presos y el látigo infernal de la inquisición. Esta plaza Santa Ana. Ahora, en este ya parecen como leyendas oscuras, historias ocultadas tras las paredes de piedra de este imponente construcción.Ay, mis enamorados, que hubiera sido de ellos si hubieran vivido esos siglos oscuros, nublados, de una limpieza de toda idea contrarias a esos que se dicen por el nombre de Dios. Y aun queda restos, aun hay gentes condenadas a vivir con esas formas de pensar, con esa forma de actuar. Algo ha quedado el poder de las religiones sobre los pueblos desbarata cada sensatez, cada honestidad como humanos. Nos hacen creer que somos aire de esa ambición, pero no . No hay Dioses, solo aves en el aire, solo cetáceos en los mares que nos cobija de la tiranía cuando dicen venir en nombre de ellos, las matanzas, el hambre, la deshidratación. Observa mi niña, ahí una fuente de donde puedes beber y beber hasta saciar tus penas. No hay peligro. Despierto , es mediodía, no hay nadie solo yo, solo las garzas, solo este árbol que me da sombra y en mi mente una habitación de paredes blancas y suelo gris. Susurro una canción, me viene en ganas de cantar. Ahora, ya, cuando nadie me ve. Un círculo de gentes sentencia en esta plaza. Un círculo que parece homogenizarse en demonios danzantes que gritan y gritan ante las bases de una dictadura empecinada en el odio as sus iguales.  Dejo los acontecimientos históricos y me arrincono en esos amantes, se quejaban, ateridos por el miedo y abrazados sus cuerpos permanecieron así para el restos de los siglos. Y quien murió antes. Y quien murió después. Los mataron, se dejaron ir. Todavía queda una pesada y enmarañada investigación que sobrevolará mi imaginación y la de otros hasta llegar al cuasi invento de sus muertos para establecer un acuerdo. Temblor. Se siente otra vez, las bocas de la isla vecina se abren como lengua descomunal barriendo todas sus construcciones, toda su naturaleza.

 

 

jueves, octubre 09, 2025

HABITACIÓN CERO ( NARRATIVA) 22

 22

Habitación cero. Paredes blancas. Suelo gris. La tarde cae, la noche viene. Una noche de redonda luna donde invisibiliza gran parte de este universo que nos acoge. Somos vida. Somos respirar. Una densa capa de pintura gris de dibuja en tus ojos. Una densa cicatriz es oscuridad que soporto en estas jornadas extrañas. Sí, extrañas madre. El vivir nos captura en un suspiro, en un aliento que nos entrega como forasteros de una tierra que gira y gira entorno a su furia, a sus odios, a sus venganzas. Estoy herida madre, me siento desvanecer entre arenas movedizas donde mis manos cuelgan de un acantilado donde los cetáceos llaman al dolor. Y este dolor mío, solo mío, me hace recapacitar sobre el ayer, sobre el mañana, sobre el futuro que no es nada sino este ser y estar en el presente. El tiempo no existe madre. Para mi no existe, solo está tristeza mía que me empuja, que me absorbe donde los pájaros prestan su silencio.  Y es que no me convence. Si , no me convence, el estar aquí ante ti y tu con tu despedida particular. Me encuentro como cometa que viaja con la experiencia de su nacimiento años luz en un pasado, fósil del hoy. Sí, miro la luna desde esta habitación de paredes blancas y suelo gris y los astros que la acompañan, aquellos que se permite ser visibles en la oscuridad. Es un pasado, un pasado remoto y ese pasado dice de su presente, de este hoy que no logramos sanar. Desde aquí, de este ventanal, logro ver el mar, ese mar que nos merodea y nos ama, a veces. Aunque sea noche de luna, logro distinguir antorchas alborotadas en alrededor de una hoguera. Será mi imaginación, pero, mi lucidez, me dice de esas almas que hablan con otras almas, muertas. Son las hechiceras de la isla. Y concluyo mi saber por datos investigados. Ya no vivimos la inquisición de siglos pasados. Aquella donde eran quemadas vivas hasta que de sus almas se arrojase el demonio. Estamos en otros tiempos y no nos damos cuenta en creer estupideces. No, no digo que estén locas, te digo, que los albores de esas creencias se perdieron en el camino de este hoy que no es hoy sino ayer. Hola, madre, dejemos esta conversación de lado, no interesa. Solo un susurro de la brisa nocturna y la luna dejaremos que nos abrace, que nos haga un hueco en esta paz. Si, esta paz. Te observo calma y mi mirada vuelve a ti en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Hola, madre, aquí estoy, contigo. No sé que haré con está soledad mía, solo mía. Ceñirme a mis pisadas cotidianas, dejarme seducir por cada despertar cuando el crepúsculo del día toca a mi puerta. Sí, siempre adelante, con la verticalidad de mis alas subida en nubes de deseos, de sueños que aun falta por lograr. Y tal vez no los consigue. Y tal vez, acurrucada en la sombra de sus letargos siempre manteniendo encendida una vela de esperanza. Y tal vez , quizás, algún día me enamore de alguien. Descubro en tu rostro una sonrisa en esta noche de redonda luna y de brisa inquieta. Y tal vez mi vida sea pedestal de ideales, utópicos o no, efímeros o no. Lo único que sé es que agarro bien mi maleta con el abrigo del corazón y continuaré por los senderos vestida de lluvia, de soles, de vientos que tiren al norte, al norte…si al norte de mis sentidos. Oh, madre , te quiero y tu espacio será luz que me de sombra en el resto de vida. Habitación cero. Paredes blancas. Suelo gris.

 

 

 

 

domingo, octubre 05, 2025

HABITACIÓN CERO (NARRATIVA) 21

 

21

Las luces de otoño ya están aquí, está sensación mía que me defiende de las soledades de las gentes me dice que el veranillo finaliza. Ella en su habitación de paredes blancas y suelo gris. Reporto mis sentidos en la cabida de este silencio que agradezco , me lleva donde nadie puede apuñalar mis sentidos, esta verticalidad mía que días se dobla, que días se raja, que días se endereza, que días coloquio con los pájaros que posan en mi balcón. No he malgastado mis años, pienso. Todo tiene que suceder como un escena de fondo que ahora me abandona, lo malo. Me estiro como montaña donde los recuerdos se cuecen en el olvido. Transcurro en la monotonía, pienso en ella constantemente. Ay, este cavilar mío, me lleva , a veces, a una apretada opresión determinando mis pasos a dar. Errante de las estrellas que vienen a mí. Es la noche, una noche de luna y se ve tan perfecta , tan aislada, tan melancólica al enterarse de las barbaries de la tierra, de esta tierra donde los genocidios , femicidios, ecocidios han llegado a la normalidad. La lucha se hace imposible, absurda pero, detengamos por un momento. Aquí, en este ya donde el piano , el violín chirria su quejido, su lamento. La angustia me invade y danzo donde los incendios culminan en las cenizas que se las lleva un vendaval. Me invito a la paz, al a calma, a estos oídos sordos, a estos ojos ciegos donde el ensueño inmerso en la solidaridad, en un espíritu que canta a la felicidad, al bien vivir en un mundo delirante, frenético, bipolar. Inflo una ilusión, una utopía hasta que en mis manos esculpan su veracidad, su realidad. Mis ojos hinchados muelen el desconsuelo, la desgracia, el sin saber del mañana. Suena el teléfono. Lo cojo. Es una chica, es un chico. Es ese hijo o hija de Tragalunas nacido en la isla de Lobos. Y no cuelgo. No colgar donde la pureza remite a lo real. No colgar donde la inocencia endereza este podrido mundo. Un temblor. Lo sentimos , el o ella calla, su timidez atesorada en años le impide tomar la palabra, me dice hola como está señora. Y bien querido, querida amigo, amiga. Se que su soledad equivale a la de miles de personas de esta isla…solo, de esta isla. Otro temblor, cada vez más fuerte. Movimientos sísmicos que hace cimbrar la estabilidad que pisamos, en la que estamos acostumbrados. Y así es la vida, una maniaca de devastación cuando las aves entonan su melodía. Hay gentes que le molesta. Fijémonos en ese estado bello de un ave en su ritmo, en su musicalidad, en su comunicación. Yo lo agradezco y más a estas horas destempladas donde la soledad me visita. El , ella al otro lado. Conversamos de manera amigable y yo le narro, sin saber porque, todos mis avatares.  Se queda callado, callada y me despido con el grato sabor de invitarlo , de invitarla a que llame cuando desee. Temblor

 

 

miércoles, octubre 01, 2025

HABITACIÓN CERO( NARRATIVA)20

 

20

Habitación cero. Paredes blancas. Suelo gris.

Madre coraje en alas de las almas perdidas

Madre coraje en el olvido de cada nube dibujada en las sombras de un almanaque desusado.

Madre coraje arañada en la conciencia de no ser hábitat de la palabra, del brío de jardines decorados con pájaros que aún cantan.

Madre coraje, aparata orilla donde mis ojos agonizan en una pena.

Madre coraje, escenificas el fin de mi mañana, arropada de las tempestades del día a día.

Madre coraje, tu sonrisa, edifica, vivifica la constancia de nuestras pisadas por este submundo que solo tú, solo yo conozco.

Madre coraje, aquí estas, postrada y tus ojos se resisten al llanto, continuas donde nuestras manos pactan con elixir de una llamarada de aliento.

Madre coraje, sueños en el precipicio donde somos resonar del oleaje espeso, pesado , desganado. 

Enciendo una vela con aroma a lavandas…uhm, me es igual. Nos envuelve por momentos en pequeños recuerdos. Tu cargada, nos derivamos esos campos que mi memoria me trae con tus amigos…si, tus amigos. Y jugamos, perdidos de vuestra mirada, Aventuras en la crianza exacta lejana al presente. Correr y  correr , traspasar montañas,  trepar por rocas hasta cima del bienestar. Veo cometas…muchas cometas, blancas. Alzadas por la manos de un niño, de una niña donde no ha perdido la inocencia, donde los desastres de los adultos no han sido vinculados, enlazados a sus vidas. Veo el asombro conservado de esa actitud del viento, de la briza elevando nuestras cometas, blancas, una y otra vez. Y aunque no lo creas esa memoria queda de ello y muchas otras cosas. Paredes blancas. Suelo gris. Una habitación con una vela de lavanda, su olor. La tempestad te persigue en esta tarde de agosto donde los pájaros deshabitan tu conectividad con lo actual. Me rindo ante tu cama en esta habitación cero como madre coraje que has sido mientras tus piernas habitaban las calles de esta isla. Siempre defensora de los más débiles donde incluyo a los que no se escuchan, la madre naturaleza. Te agarrabas con tu fuerza aquel árbol dañado por las voces de las apisonadoras. Te agarrabas por el aquel chillido mal dado a los que se hunden como vagabundos en una ciudad que anda cada vez más acelerada, más agresora. Y, ahora, aquí, postrada en una cama de una habitación de paredes blancas y suelo gris. En el azote de la oscuridad habitada siempre percibo una luz todavía, las horas pasan  en el infinito propio de mi postura. Me agarro a tu mano, madre mía, como absoluto sustento de mi mañana.  Desconocido, ignorado.

Madre coraje, océanos de silencio exhuman ballenas que dialogan contigo.

Madre coraje, lucha por la verticalidad de tus alas, mudas.

Madre coraje, sendero umbrío donde los ojos inconclusos se eternizan gravitando sus últimas estaciones.

Madre coraje, despechada, desheredada de la luz de seguir atravesando soles de arboledas encontradas.

Madre coraje, vertiente donde el amor viste esta manía mía de quererte.

Ay, madre , sola en medio de un pasillo que me lleva hacia la hinchazón del vacío, de la utopía.

Quiero que estos soplos donde es visible de tu vitalidad sea fardo que he de cargar como un suspiro de la belleza...la belleza de querernos.

 

jueves, septiembre 25, 2025

HABITACIÓN CERO( NARRATIVA)19

 

19

La mañana se hace variable, calor, lluvia. Baja y suben las temperaturas en un crujido y lo pegajoso de esta atmósfera se pega a mis carnes. Presto mi conciencia en lo positivo, te pienso, aunque tú, no sé, quizás me olvides en las horas que no estoy contigo. Un tremor alcanza esta isla, viene de ese otro cauce del mal de las entrañas de la tierra. Y a la vez hay que pensar que es normal. Demasiado tiempo aletargado y cuando menos te lo espera junto al desbarajustes de los seres que pueblan este mundo todo confluye, todo se unifica creando una verdadera confusión. Y a veces nos sometemos a nuestro infortunio o eso creemos, hilando como espectadores sin saber lo que vendrá. Quietos. Estáticos. El oleaje nos vence y nuestra razón disemina lo necio, la negatividad. Este chiquito mundo ha tenido tantas transformaciones, tantos imperios caídos, tantos desastres, tantos y tantos y llantos de lo que hemos permanecido al margen , solo lo escrito por la opinión de historiadores bajo su punto de vista. Y Ahora es todo tan cercano, los medios de comunicación es un explosivo que nos desaliento, que  nos produce una tristeza incómoda cuando rostros sucios, rostros gastados, rostros moribundos, rostros sedientos, rostros hambrientos se planta bajo nuestra visión en la autodevastación de nuestra especie. Y un sin aliento, un corte de respiración juega en nuestro vientre con flores muertas, flores heridas. Entonces me siento caer. Apago las noticias, huyo de las redes y me escondo donde el dolor no tenga cabida…donde no tenga cabida. Me asomo al balcón, la marea en su ciclo sube. Está revuelta , un mar de fondo que ya conozco, traidor. Y , ahora, aquí a solas, te pienso, siempre te pienso en esa habitación de paredes blancas y suelo gris. Una hoguera quema todo el ayer y yo me siento rejuvenecer. Estoy en el ahora , en este ahora estático, quieto. Dejo fluir una de mis melodías cargadas de una poética auditiva que me sostiene, me agarra a ser velas elevadas al viento…al viento. La tormenta veraniega ha terminado. Esta aruñada tierra tiende en medida que pasan los años ha ser más yermo, a ser más catastrófico, a ser más áspero en su relación con nosotros. El cambio climático está ahí, lento pero viene, lento, pero está más lo cíclico de la evolución de este mundo. Dicen que el campo magnético de la tierra esta variando. Una sociedad al servicio de la tecnología le afecta, los navegantes de los mares perderán sus rumbos cuando su gps se vea modificado por estas circunstancias. Y, entonces, que decir…todo cambia. Si, cambia el tiempo, cambia las estaciones, hasta hemos cambiado nuestra forma de ser por cada hecho grave de este pequeño mundo. Sin embargo, aunque todo cambie, estoy aquí. Vertical. Estática. Quieta. Suena el teléfono, cogerlo o no , esa es mi cuestión. Me acerco a él, es la llamada de la forense. Le hago un espacio en la espera, seguro que será para esas pisadas entorno me encontré los restos. Sí, hay que escenificar la historia pero, ¿cómo?, todo son suposiciones superpuestas hasta la reconstrucción final que será real o no. Pero hay que dar explicaciones de nuestros ayeres , todo bajo el punto de vista de esos estudios del presente, de lo actual, de lo que sabemos. Ahora no siento ganas de hablar, contemplativa bajo ese océano turbulento. Ahora no ,una convulsión viene por segundos y me agarro , en el balcón, este balcón lleno de macetas donde fluye la belleza de una flor. Para la lluvia, calles empapadas. Mi sudor, con mis ojos prietos columpio mis pensamientos y por un instante los dejo, los abandono donde la nada brinque al ritmo del oleaje.

 

 

 

viernes, septiembre 19, 2025

Habitación cero(narrativa)18

 

18        

Hinco una monótona plegaria a los Dioses inexistente. Defiéndeme de esta tristeza mía para que sea ausencia en el resto de mi vida. Mis ojos se entornan en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Soy una sustancia que se cuestiona el ser o el no ser. Le cojo de la mano mientras dormita mientras, invoco a los espíritus de la bondad en su partida que tanto puede ser lejana, La salud es el presente, el hoy, mañana tal vez seamos presa de la agonía, de un inesperado desenlace que nos borre de las escenas de este momento. Viajaremos donde la oscuridad sea linterna guiándonos en otro espacio, en otra dimensión. Y esto quizás sea así o, no. El volcán de la isla próxima parece callar y esa insonoridad es corriente gravitando en el temblor , en el miedo de como evolucionará. Entre tanto en esta habitación de paredes blancas y suelo gris, soñamos. Si compartimos como ritual cotidiano estos sueños. Logró atisbar tus pensamientos y evoco tus deseos, libres. Quieres lo mejor para tus hijos en la me incluyo Y, ellos ¿dónde están? Hemos pasado muchas penurias y desagrados juntas a igual que hemos fundido el brío de la buenaventura en nuestra sangre y hemos salido en la sombra de nuestro hacer ganadoras de este corto recorrido por la singularidad de este planeta. Tiento por decir que mis pasos son ápice de nuestros desencuentros , de esas desilusiones que al final de lo infinito nos han llevado por el buen camino. Una lucha conjunta, al unísono de banderas blancas al son de la paz y la armonía. La dignidad. El respeto. El rendirnos ante el orgullo brutal del mal que imprime monótono de otros. El mundo se aturde ante el encanto, ante la belleza. `para cada uno de distinta manera. Sí, la diversidad como los bosques , así es el ser humano. Pero a veces en esa profundidad desconocida guarda un perfil cruel, devastador, vengativo a todo lo que concurre en su malestar como persona , en su búsqueda de la victoria. Hay que ganar para si mismo sin dañar lo ajeno, esos ciudadanos de este globo variopinto. Habitación de paredes blancas. Habitación de suelo gris. Estás enferma…muy enferma y lo sabes. Y aguantas cada manotazo de la bestia que quiere llevarte a lo inexplorado, lejos…muy lejos.

 

 

 

miércoles, septiembre 17, 2025

HABITACIÓN CERO(NARRATIVA)17

 

17

De esta manera te llamo y se que me sientes en este pedazo minúsculo de tiempo que estamos en la tierra. Una tierra que de vez en cuando, por no decir en toda su vida declara la muerte como bandera depredadora de inocentes, de esos cual voces calladas no las escuchamos, no las vemos. Si supiéramos de la belleza, de lo lindo que es lo cotidiano como enemigos a esa avalancha de asesinados sin razón. Nos apiñamos al pasado…a un pasado lejano, ausente, invisible donde la idea febril se vuelve nefasta, tórrida en las nubes de navajas cortando vidas que caminan en sus rutinas pacíficas. Tiremos por la borda todos esos desprecios, toda esa presión de venganza sobre otros que no más son nuestros iguales. Distinta piel, distintas creencias …así es la vida. Y ahora tu ahí, en una cama postrada de habitación de paredes blancas y suelo gris. Tu lucha continua por ser libre de la enfermedad. Tu lucha está apegada a la existencia corpórea, no quieres perderte en el vacío de mis manos, de otras manos. Y luchas y luchas en el perfil conjugado con la fortaleza de tu reconditez. El vértigo aniquila mis pasos, mis nuevos movimientos cuando te he mirado, cuando examino este mundo que no duerme solo, un despertar turbulento, ceñido a la respiración de escombros bajo la detonación de algún arma. Viva la alegría, me digo. Viva la esperanza, me digo. Viva esta agua que tomo hasta que me garganta se sacie sin el miedo de un tiro en las sienes. Viva la lluvia de agosto, aunque las temperaturas aumentes. Un tronar se mezcla en este instante donde yo, bajo este techo, beso tu energía. No sé por qué esta voz dormida de los pájaros es de una pizca de tristeza, me induce a estar en este silencio con mis abstracciones acostadas en esos ayeres. Mujer de rígido carácter, con la posición de protectora de tus hijos. De tus hijos nacidos en esta esfera, en esta atmósfera que a veces se hace dura cuando te pienso, cuando te amor, cuando te llamo y tu no contestas. Entro en tu habitación con una taza de café en la mano y con la música que suelo escuchar, ya familiar para ti, espero a que me digas ¿qué escuchas? Y yo , aunque no estes, respondo. Me tomo el café y bacilo en esa gota de nostalgia. Mis ojos se vuelven viento sereno defendiéndose de las fuerzas contrarias que me dan sombra en esta casa deshabitada por tu aliento aunque, tu olor permanecerá en el infinito de las estaciones.         

 

 

 

 


martes, septiembre 09, 2025

HABITACIÓN 0(NARRATIVA)16

 

16

Una sonrisa. Un leve gesto donde el brío es follaje que altera mi razonar ¿Existe la esperanza? Sí, con esta suave sacudida de tus labios frente a mí. Me miras, por una cuestión de tiempo impredecible has despertado y sonries…y esa sonrisa hace que yo ascienda a la cima más alta, donde los montes están poblados del frescor de su exuberante vegetación. Y es pródiga mi felicidad en este instante, una felicidad que cierra las grietas de mi entereza. Sonríes. Qué gratitud me da este agosto donde las cantinelas de las farolas tarden en encenderse. Que gratitud me da este agosto donde los callados pájaros se agolpan al ventanal de esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Pero no quiero esa promesa tuya instantánea meciendo la vida aun latente. No. Y me empeño a que no sea engaño ese rostro ante mí donde me sonrisa, donde intenta decir algo. Te encuentras bien, pregunto y de tu garganta insonora a lo largo de los meses se sobresale un sí y sonríes. Te cuento de mis rutinas diarias, te hablo de tu perrita y siento que te agrada, que un soplo de tranquilidad te deja fluir vivaracha esquivando las sombras de la despedida. Estamos solas, tu y yo…yo y tú, que más. Esa sonrisa me expande como estrella nacida de la nada. Tu luz fósil viene a mí, el término. Y el ahora, me pregunto. Esa brillantez te hace huir de la oscuridad, de ese cosmos donde un agujero negro absorbe toda tu energía. Y a lo mejor lo has pasado. Y lo mejor esto no es engaño. Qué manía mía. Tengo miedo…mucho miedo congregándose en mis venas, en mi estómago, en este corazón donde se bombea la sangre que llega a nuestro cerebro. Y este miedo me crea una tristeza infinita, con lo grande de cantos marchitos, apagados donde gravita mi alma solo, mi alma. Habitación cero. Una habitación de paredes blancas. Una habitación de suelo gris. Caigo de bruces en las arenas movedizas, frente mi un océano anciano, frente a mí una agitación que sorprendentemente es un estimulo agradable, satisfactorio. Y caigo en la silla que está ante ti. Cierras los ojos, pero aun en tu comisura se dibuja ese placer de estar feliz. Aprovecho estos momentos y te pido un beso y me lo das. Y te pido otro y me lo das. Esa energía buena que vibra en ti me reconforta y me somete a la duda…una duda que me desorienta. Viene la cena, está oscureciendo y comes. La gravedad de tu estado esta disimulada por un tul de espinas donde la sedosidad cae frágilmente hacia mi y hacia ti..sí, hacia ti esta mala enfermedad que te despecha y a veces te deja unos momentos, unas horas, unos días de plena lucidez. Soy…¿qué soy? Una mujer frente a su madre. Está madre sabedora de todos sus secretos y que ha contagiado en un breve espacio de días la esperanza. Qué venga…sí, que venga la esperanza ante tanta herida. Si, todos hemos sido heridos. Uno más otros menos, pero todos hemos recibido la azotaina de una día a día que de repente se envuelve en tinieblas. Y nos perdemos, como ahora. Después vendrá el albor pasado los años y cuando nos detenemos   mirando el ayer. Ese ayer sin retorno. Ese ayer pasado de página. Ese ayer que ahora es un final. Habitación cero. Una habitación de paredes blancas. Una habitación de suelo gris.   Sonríe, madre mía que yo desde aquí, presente, sonrío también       

 

 

 

 

sábado, septiembre 06, 2025

HABITACIÓN CERO( NARRATIVA) 15

 

15

No, no la abandonare jamás. La paz se incrusta en mis arterias soportando la lucha hasta el final. Me siento al piano, tu perrita me escucha, se acuesta detrás de mí. Fallecer de inanición es terrible, es algo grotesco en la dejadez por pensamientos distinto a ellos. Vemos este mundo como precipita destrozos en cada rincón aislado donde no somos consciente. El marchitar de esta vida como terrestres. No, no la abandonaré jamás, estaré hasta el final de ese viaje, de su viaje particular donde las luces son sombras de su ayer. El amor negocia en estos instantes con mis manos y soy composición de un sonido que matemáticamente encuentra su tonalidad, su musicalidad. Repito y repito de más a menos, de menos a más. Mi dolor original interfiere en la melodía y es algo triste. Sí, estoy apenada en esta soledad mía…solo mía, donde el balanceo de las notas fugaces apunta a mi corazón. Y siento una punzada…una punzada de derrota y a la vez de desahogo. Lo inesperado se vuelve en un temblor infinito. Sí, infinito donde el agotamiento toma relevo a mis manos, en mis dedos y recordante y recordándome cuando eras bella lucidez de esta casa. La casa vacía. Un piano. Una perrita. La nostalgia. Inspiro y espiro…espiro e inspiro me meto donde las semillas lanzadas al viento paren nuevas flores. Sí, te llevaré después flores…tanto te gustan. El teléfono suena. Es la forense que se ha inmiscuido absolutamente en este caso. Quiere ir al lugar donde he encontrado los restos, a la cumbre y en particular a esa determinada cueva. Le digo que si, cuando quiera. No doy excusa de mi duelo…solo mío. Buscamos otros mundos, otras tierras donde habitar, donde el agua sea cimiente de nuestro mañana. Pero, queda tanto y tanto que no llegaremos a verlo en la progresión de generaciones venideras, somos aún muy primitivos, aunque veamos que esta civilización pegada a su ombligo se crea altamente capacidad para el mañana. Qué será…qué será de ese futuro durmiendo junto a las armas, al despecho, al rencor, al odio. Hago un silencio. Si, ese silencio que da pausa a la respiración. Y todo es callado. Y todo es serenidad. Y todo es complacido por los ojos prietos en la ceguera. No, no quiero ver. No, no quiero escuchar. No , no quiero sentir lo que abruma este infarto en la tierra. Temblor. Todavía la isla vecina se sienta en el tremor de sus pilares. Ay, querida mía, adiós. Espero que no exista en este estado sufrimiento…es lo único que deseo en esa habitación de paredes blancas y suelo gris. Ha sido todo determinante, totalmente radical. Como diría…en cuestión de un suspiro. Qué le digo a la forense, espere. Sí , espere que este transito se aleje del eclipse que fondea en mis fuerzas. Después , cuando pase todo este mal, iremos. Dejo el piano y voy al balcón a regar sus flores, a mimarlas como si se tratará de ella. Amante de la naturaleza, del respeto del todo y ese todo lo sembró en estos pasos de mi día a día. Nos vamos solos así, como venimos al mundo. La ausencia crea nuevos caminos, nuevas formas de enfocar ese crepúsculo como burbuja de la que nacemos de nuevo. Y el todo. El todo o la nada. Me fijo en mis manos, presencia total en verticalidad de los amantes, de los enamorados en los surcos que toma nuestros destinos. El todo o la nada. Aquí en nuestras manos, el todo o la nada. Describo espirales en el aire mientras contemplo tus plantas. Describo besos a la brisa mientras un gallo no deja de cantar. Describo lo maravilloso de lo simple que nos prolonga en el infinito de nuestra memoria. Describo tu ayer y tu ahora en una habitación de paredes blancas y suelo gris.

 

 

 

 

martes, septiembre 02, 2025

HABITACIÓN CERO(NARRATIVA)14

 

14

La madre, baila con el crepúsculo.

La madre, baila con los cuervos.

La madre, baila con los cipreses.

La madre, baila donde las nubes son infinitas

La madre, baila con las mareas de la nada.

La madre, baila con la muerte

La madre, baila en los círculos del dolor

La madre, baila donde los hijos alumbra

La madre, baila en las grutas del silencio

La madre, baila donde las almas arrítmicas penan

La madre, baila donde los cementerios son cetáceos perdidos.

La madre, baila aquí, en el destiempo.

La madre , habitación cero. Una habitación de paredes blancas. Una habitación de suelo gris. Te traigo la foto de Lum, tu perrita. Se que me escuchas en estos instantes. Percibes mi presencia con tus ojos cerrados. Agarro tus manos, suaves y tomo la postura de esos trenes de un largo viaje al sur. El día hoy está triste, una mezcla entre llovizna y tierra que se instales en mi columna vertebral. Me sitúo donde hace unas semanas estuve, en la cumbre. Dato curioso, mis pensamientos concurren en ese chico , en esa chica, no se que responder en busca de su padre. Tragalunas, no hace mucho hablé con su hijo, con su hija como resplandor de un amor legendario. Sí, ahí en la isla de Lobos. Se traza en mi ese buen querer , esa pasión en ese diminuto islote en medio del atlántico. Ella, mujer enraizada a su aislamiento particular, no conocido por muchos. Solo, Tragalunas. Un hijo que no conoció y no quiso conocer , solo saber de el lo justo y lo necesario. Recuerdo aquel día en el autobús camino del monte. Aquel día cuando el padre de la isla vecina reventó en todos sus costados vertiendo su lengua magmática en el caos, en la destrucción de los sueños de muchos, en la entereza de otros, en la insonoridad para todos. De aquel hombre ciego en su camino diario también llega a mi memoria. Y es que la memoria , en estos momentos, mientras tu duermes con tu respiración lenta hace hincapié en estas personas con sus peculiares vidas. Mantengo vivas esa unión de jornadas atrás. Y me es triste su soledad. Una soledad comprometida con sus ideales. Una soledad por quien son, la verdad. Una soledad entrelazada a días grises, a días esplendidos como aroma expandiéndose en sus tránsitos. Uhm, esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Que triste es cuando estos tonos te cuecen como pena. Que triste un cuerpo ausente, inmóvil, solo espira e inspira a medida que el tiempo pasa. Que triste son las idas cuando todo es belleza. Que triste son las jornadas cuando el vacío te conversa.

 

La madre, baila con el crepúsculo.

La madre, baila con los cuervos.

La madre, baila con los cipreses.

La madre, baila donde las nubes son infinitas

La madre, baila con las mareas de la nada.

La madre, baila con la muerte

La madre, baila en los círculos del dolor

La madre, baila donde los hijos alumbra

La madre, baila en las grutas del silencio

La madre, baila donde las almas arrítmicas penan

La madre, baila donde los cementerios son cetáceos perdidos.

La madre, baila aquí, en el destiempo.

 

 

 

 

viernes, agosto 29, 2025

HABITACION CERO(NARRATIVA)13

 

13

Los Faycanes se reúnen en una cueva donde los astros son palabras a sus pensamientos, a sus decisiones. Preguntan que hacer con estos muchachos huidos, de tribus distintas. El veredicto es apresarlos, el veredicto es la muerte por incumplimiento de las leyes del universo que los gobiernan. Un sacrificio para que los Dioses del cosmos no los castigan con el hambre y las enfermedades, para que la cosecha no sea mala, para que infundan el pánico entre cada estado de los aborígenes de la isla. Y de repente fueron acorralados, fueron apresados entre el sollozar quieto de sus destinos. Así murieron, les dieron la oportunidad de liberarse de todo mal, no quisieron. Juntos en una cueva donde los restos de la siembra quedaron em la eternidad. Su huida como fugitivos de la naturaleza, de sus leyes no sirvió de nada. Abrazados, casi en posición fetal quedaron para ser descubiertos en el día de hoy. Temblor. El Dios de la isla vecina, como le dicen, ruge sin descanso, sin esa tregua necesaria que les haga pensar que hacer. Los ángeles y demonios hacen su mezcla  en la tierra sin saber donde dispararán. Tomo mi café. Sí, un café que sustenta esta soledad mía y arremeto desquiciada contra la radio. Basta, me digo. Basta ya de tanta y tanta barbaría. Que si la guerra de Gaza. Que si la guerra de Rusia y otras que no nombro. Y pienso…pienso, la salud, de esas gentes involucradas siendo inocentes. No, no serán los mismos cuando todo esto termina….si termina. En mí, una niña, sola, con el hambre carcomiendo su entereza, su mente, su sentido. Y no hay más…no saben del mundo real, este cual gozamos nosotros, donde dormir bajo un techo seguro despierta el equilibrio en una proporción quieta. Abres los ojos , miras a tu derredor y existe la clemencia de la tierra que habitas. Sí, la tierra que habitas. No es igual según donde te marquen tu ánimo en lo cotidiano. No, no es igual. Sin embargo, no lo captamos. Estamos retraídos en nuestro insulto , en nuestra queja que de jornada en jornada absorbe nuestro mundo…nuestro propio mundo. Ahí van las Arimaguadas bajando los barrancos con ramas y otras hierbas para purificar a cada uno de los guanartemes de la isla de esta desobediencia de los jóvenes. Una imagen, el mar, ellas danzando con sus ramos mientras las cabras vigilan desde los riscos. Bailan y bailan atrayendo la buena lluvia, la buena vida, la buena cosecha y la seguridad a sus gentes. Se unen todas como hijas pródigas de los Dioses que pueblan el Universo. Se distingue una ramificación de la vía láctea y a ella lanzan sus cantos, su rito de limpieza. Los jóvenes los dejarán ahí, en la cumbre, morirán de despecho e inanición como castigo influenciado por la supremacía de los astros. Un cigarro. Un café. Un café y un cigarro. El lamento del pasado, de hace siglos de nuestra era. Bailan y bailan hasta que sol viene a buscarlas para acurrucarse en sus respectivas cuevas. Esta historia es triste. Hago hincapié que todo este proceso se repite en cualquier lugar de este extraño planeta en medio de la oscuridad del fondo cósmico. Mientras tomo mi café. Mientras enciendo un cigarro. Mientras mi mente en un hospital donde la respiración se pausa para luego agitarse continuamente. Y continuamos con esta ruta donde el viento apagado nos llamará para tomar destino al sobrevivir. Las calles de agosto se mueven en la calla manera de sus gentes solo, el fallecimiento de mis ganas, de esas fuerzas de hacer algo. De hacer por hacer. Dirijo la atención a mis palmas e intento describir mi mañana, no percibo en lo que desencadena y me es indiferente. El hoy, eso presta mi atención, lo que ocurrirá en las próximas horas, minutos, segundos. Me alojo donde los pensamientos descansan, inerte vuelo de pájaros callados al son de los viajes en torno a un duelo prolongado en el acuerdo de estar cuerda en el  proceso de la despedida

martes, agosto 26, 2025

HABITACIÓN CERO (NARRATIVA) 12

 

12

La pesadez de mis grises alas. Alas grises, plomiza sacudida temblando ante esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Un halo de luz azul se balancea sobre ti. Un azul equilibrado, tranquilo con la voz de palabras deshidratadas marcando un hasta luego, ya nos encontraremos en las dimensiones del espacio. Te vuelvo a saludar, no te inmutas, pero sé que me escuchas. Me callo y con el coraje de mi verticalidad soy pulso de esta vida en las vías donde el sol empapela las ganas…esas ganas de estar en volandas con la brisa correteando por mis estímulos. Y me estimulo, mis sentidos me llevan a un paisaje donde los campos de exuberante en verdor nos refrescas, nos resetea como hijas de los días, de las horas. Luego me estanco, pienso en esas guerras perdidas por el sustento clave de la existencia, el agua. Agua que bebo. Niñas arrastrando cubos, presas de la juventud perdida para el levantamiento de sus pueblos. Sí, hay guerras perdidas por este combustible elixir del ser, del estar caminando por las vertientes de la subsistencia. Los campos están secos, suena el tambor de la muerte como ráfaga asesina de cada asentamiento humano. Imagino un río. Sí un río cerca de alguna aldea. Un río prohibido con la excusa del dominio de otros. Un perro exhausto, flaco se acerca a beber. Ella, una muchacha lo observa desde la distancia. Opresores con machetes y escopetas la vigilan. Espera su movimiento hasta ese mismo lugar donde el perro exhausto , flaco va a beber. Ella la llama ante el hermetismo y amenazas de las metrallas. Sed. Hambre. Hambre y sed conjugan en su cuerpo. Agotada, desnutrida, deshidrata ve esas armas como alas negras que escuecen en su pecho. No tiene nada que perder y se pone en movimiento ante la mirada carnicera de esos militares. Y cae, el perro exhausto y flaco se acerca a ella. Le lame su tez , sucia, descuidada. Su pecho herido de muerte da su ultimo aliento. El perro exhausto y flaco se acuesta a su lado como compañía de sus últimos segundos en la desesperación , en visiones falsas de la realidad. Ella, se aleja de su cuerpo casi sin darse cuenta. Emigra donde los sueños son eternos, donde sus manos ya no flaquean, donde el agua ya no es necesaria. Bebo de mi botella, siento como corre por mi cuerpo hasta mis emociones. Una habitación blanca. Una habitación de suelo gris. Me agito en una barca que va  a la deriva y me pregunto el porqué. Porqué quiero ser pasos sin destino, nómada de las estrellas, de las jornadas donde el presente es vitalidad que pronuncie mi destino, mi nombre. Y ahí surge la magia, imantada por los colores del día…que bien hermosos son y me amarro a las vivencias actuales sin darle entrada al ayer. Y qué es el ayer, un flor sin pétalos, un bosque donde la sonoridad se vuelve oscuridad, un paisaje inanimado donde las nubes caen en un precipicio de la nada las reclama. La muchacha. El perro exhausto , flaco y la fosa de los ignorados, donde somos indiferentes a los fallos de este planeta. Y somos culpables, todos. Me declaro culpable de cada guerra, de cada insolidaridad, de cada justicia desbarata existente en nuestro siglo. Es como si retrocediéramos o seamos iguales al pasado. Todo se repite…tum…tum…una y otra vez. Sed. Tengo sed. Una habitación de paredes blancas y suelo gris. Agárrate a mi madre mía.

 

 

 

 

viernes, agosto 22, 2025

HABITACIÓN CERO( NARRATIVA)11

 


 

11

Es temprano…muy temprano. Eclipse. Erupción. Verano. Sed. Todo juega de manera desordenada en el cierto atisbo de la pesadez. Y mi cuerpo se siente pesado , quiere arrebatarme ese espíritu de vitalidad que cruza mis arterias, quiere convulsionar cualquiera estado yerto a la esperanza. Una máscara seduce mi rostro, gastado, seco, dolido. Sujeto mi verticalidad. Sujeto mis sueños. Sujeto mi pasión. Sujeto la batuta de mis pisadas del estío y avanzo. Avanzo donde los lodazales de niebla no me amenacen, no haga decaer esta vitalidad mía…solo mía. Un fuerte olor a pan recién echo llega a mis pulmones y respiro de ese solaz gratificante que me llega. Uhm…untaría los deseos en este pan recién hecho y con desmesura cumpliría con mi propósito que no es otro sino seguir el orden originado en mis sentimientos. Es temprano…quieta, muy quieta. Porque me da la gana esperaré a que baje la marea, me entregaré como pardela del llanto cuando el eclipse se pronuncié. Me limpiaré todos estos restos de amargura y alzaré mi nombre allá donde las olas calmas me lleven. Y es temprano, la forense no me llamará, tendré que esperar. Dos chavales corriendo al son de las estrellas. Una huida que terminó en fatalidad. Allá , en la cumbre. En ese risco adorado y respetado por los aborígenes de la isla. Creyeron que allí estaría en salvo como lugar sagrado. Pero no es así, el humano rompe las leyes, cada axioma de sus días en esta tierra cuando algo no acepta su mente, sus ideas. Todos no entienden el amor, ya sea un amor cualquiera. La sociedad nos da las reglas, pero se pueden romper aceptando nuestro yo en la diversidad de los corazones. No sabemos de nuestro futuro solo, el ya, el ahora. Prescindamos de cada prejuicio incrustado en nuestras venas…estas venas por donde debe circular la liberación. El eclipse total de sol esta apunto de entrar, me preparo. Bajo a la playa y esa oscuridad progresiva e de instantes me hace invisible en el tiempo. No hay nadie. Sorprendentemente no hay nadie. Sola, mis pensamientos, este ser y estar como vigía de mi vida sin ningún espejo ante mí. Las olas, sosegadas, con el temblor de una humareda a lo lejos , en la isla vecina que puedo comprobar , ver ese colapso en este momento.  El océano como amante ¡Oh mar¡ mi amor, moriré cerca de ti, en la proximidad de los años de la vejez ¡Oh, mar¡ majestuosa de muestras en esta oscuridad y me penetras como hija de esta isla, de este pueblo en un punto del mundo. Mi espíritu desencadena las ganas, la ganas de estar contigo…a solas. Que bien estaríamos si el respeto, la dignidad, la justicia se involucrara más con nosotros. Sin desafiar las fuerzas de lo endemoniado. Descubro tu musicalidad, el ritmo en que vienes, en que vas y me someto al vaivén de tu corpulencia líquida. Y es temprano, el eclipse ha terminado. Miro a la venida, un enjambre de ciudadanos pasea en su costumbre diaria. Yo aquí, ser y estar, de remojo , dejándome llevar por la marea. Siento que la pesadez se aparta. Sí, se va. Apártate, le digo y caigo en eso dos muchachos, muertos por amor. Muertos por decidir cual era el refugio para sus corazones. Los imagino heridos de muerte , abrazados, una lágrima agarrando el adiós. Me estremezco, aunque fuera hace siglos. Hay cosas que hacen daño, que la memoria soporta como si estuviera en una cuerda floja ante unos riscos. Por amor hay que ser riesgo, aunque te contemple con desagrado, con una crítica destructiva de lo que esta mal para sus intereses, sus conocimientos, sus formas de razonar. La vida es corta en esta dimensión en que vivimos, siempre esperando un mañana. Hay que ser pausado, pero según para que, cual causa. Y es temprano. Y el océano es mi amante secreto y ella…en una habitación de paredes blancas y suelo gris. Uhm, vuelvo al piso y ese humeante olor a pan recién echo.

domingo, agosto 17, 2025

HABITACIÓN CERO(NARRATIVA) 10

 

10

Aquí. En estos momentos en un ambiente cargado de un cielo dominado por la panza de burro. Es un día gris, plomizo, pesado resbalando por mi columna. Estoy en la habitación cero. Una habitación de paredes blancas y suelo gris. Danzas con los yermos campos donde los hijos del sol te llaman y lo ignoras, te es indiferente. Danzas donde los muertos , abusivos, te llaman, te condiciona la marcha. Y estás ahí, escuchando, cumpliendo con todo lo que rodea. Apriétame la mano madre mía, fuerte…muy fuerte. Nos dejaremos llevar por una copla, la escuchas, Conchita Piquer entona tu memoria y parece que espabilas, que despliega tus alas despechadas en este aire que respiramos. Pero doblan las campanas, doblan en rigidez de una lucha que cansa, que agota todo ese aliento agreste, lejano, neutro. Ah, querida, me poso donde las raíces de las arboledas me enganchan a este andar desolado, doloroso. Porque duele, las maletas se cierran, navegas donde las olas fallecen para no retornar más. Tus manos. Mis manos. Corriente donde los barrancos inconclusos emigran donde los ríos mueren. Así , como tú, nuestras almas se encontrarán en un rincón del recuerdo del universo y permaneceremos unidas en algún resonar de los astros que en la noche visiono cuando me tumbo en el sillón, cuando los acordes anuncian alguna melancóla. Una pena que viene , que va, escarchando ese horizonte que debemos mirar. El viento azota, impreciso, inestable, con el reconocimiento de este lugar aislado de paredes blancas y suelo gris. Y ahora que seré mujer enderezada por la oscuridad donde la luz sea sombra que me guíe. Volveré a mis sentimientos, a esta inclinación mía si puede ser de estar enamorada de las manos que acaricien las mías. Te recordaré en los sueños, en el rumbo cierto de tu apoyo, de la verticalidad sutil de tu espíritu acostado en mis hombros. Y te escucho. Y te escucharé. Y ahora que estoy apurando estas horas que se evaporan como la esperanza lejos…muy lejos. Habitación de paredes blancas. Habitación de piso gris. El viento….el viento se lleva todo lo dicho, todo sentir en que tu y yo…en que yo y tu estamos solas. Solas. Un guiño se escapa de mis sentidos y te anima, observo cierta sonrisa en tu rostro, en tu movimiento inacabado y me siento bien. Solas. Sí, estamos sola, en este rincón de los abandonados. Me es igual. El viento y esta habitación de paredes blancas y suelo gris. El viento, imagino un planeta donde van las almas caídas en la ausencia, en la nada. Un mundo donde el encuentro está en las profundidades de sus mares, en la densidad de sus bosques arcaicos. El viento…imagino y grito. Sí, ahora donde desato la cuerda estructurada de alfileres que se clava en mi cuello. Sí, grito con la congoja de mi mañana. Verdad madre, crees que volveré a amar. Tu, hija de cada huella arrastrada en mis espaldas. Me asomo a tu ventanal, la mar está picada, ese mar que se alarga hasta la mar fea. Esa cuando en la guerra, cuando en la posguerra civil tiraban sacos de inocentes. Porque son inocentes. Porque somos inocentes, hasta que las ardientes astillas de lenguas estrangulan las gargantas que se expresaron en lo natural, en la verdad. Escucho tu acentuada respiración, una cierta apnea te viene por minutos contados y después, descansas, te quedas ahí dormitada con el ritmo apagado. Añicos recojo cada mañana, me invento historias donde tu estás, donde tu no estás  y la queja no existe, solo una paz que nos abraza. Desde aquí , de esta habitación cero donde sus paredes son blancas, donde su suelo es gris  y la marea volverá y te traerá a mí. El aliento en esta habitación de hospital se hace espeso, una densidad que me hace sumergirme en el cansancio. Sí, madre….querida madre…estoy cansada. Los años rondan en mis venas y la sangre que corretea ya no es tan salvaje como en mi juventud. Esto nos queda, tu mano y mi mano, unísonas al paso de un reloj, de un almanaque entregándonos en estos últimos instantes a la memoria.

 

 

 

 

jueves, agosto 14, 2025

HABITACIÓN CERO (NARRATIVA) 9

 

9

Dos. Porque son dos estos amantes en la intemperie del caótico aullido humano. Ellos, ignorantes, con el aliento de la frescura de sus sensaciones, de esas emociones que nos emancipa del estancamiento en cada uno de sus respectivos orígenes. Se anuncia un eclipse solar cuando el medio día cruce estas islas habitadas de mestizaje en crecimiento. Mientras la espero, un eclipse solar vendrá hacia al medio día, La luna y el sol. El sol y la luna pasara esta haciendo sombra. Una alineación que hará que anochezca, que amanezca en la misma jornada. Los gallos cantarán, los pájaros revolotearan y al unísono será una composición en la condición del nuevo amanecer marcada por nuestros ojos ocultos ante este fenómeno. Las gentes creerá en hechizos, en una magia ya sea blanca, ya sea negra que los revertirá para el futuro. Espero que nuevas expectativas se deriven de ello. Una nueva inquietud para la armonía, para la paz de los hombres, de las mujeres que pueblan estas islas, estas aguas, este mundo tan y tan distorsionado. Yo, espero, un viaje donde el universo lanza estrellas fugaces para cada uno de nuestros deseos. Agárrala bien, me digo, queridos amigos para que esos sueños funden la paz, ya es hora. Mi asombro me lleva a la extrañeza, la mar aviolentada, la patada de una erupción, y esa noche que llega por un espacio corto de tiempo en el mismo día. Un derroche de sucesos que nos hace entregarnos al despertar ¿Estamos despiertos? Aun no, solo unos pocos erigiendo la condena de estas gentes en un mundo abusivo. Planeta tierra, un grano de arena en medio de lo desconocido. Un planeta azul en la zona habitable. Buscamos…buscamos otros mundos en zona habitable, en zona no habitable. El agua. Sí, el agua imprescindible para la vida, pero no es el todo. Buscamos agua, algún planeta orbitando en alguna estrella para la vida. Ay, vida mía, estamos tan lejos y tan cerca a la vez.  Primero tendríamos que saber como se formó realmente la existencia aquí. Imagino el caos. Una contracción que fue aspirando desde el núcleo de la tierra materiales hasta forma esta casi esfera. Después paso mucho tiempo y el impacto de meteoritos trajo esos organismos que ahora somos, cabe esa posibilidad. Y si no es así, que alguna super inteligencia nos dejará aquí en señal de un castigo, de un planeta marginado en el confín del cosmos. Lo cierto que no hemos evolucionado mucho….aún las guerras, estás batallas perdidas. Sí, somos cimbrar de batallas perdidas. Hemos perdido como la dignidad, la verticalidad de hacer frente a nuestras frustraciones, nuestra venganza con la matanza, la tortura de nuestros seres semejantes. Sí, somos semejantes, con nuestras cualidades, con nuestros puntos de vistas, con nuestra manera de ser distinta. Al fin al cabo iguales con razones variopintas, esto nos convierte en únicos, exclusivo de nuestra personalidad, de nuestro carácter, de nuestra forma de actuar. Respetémonos…Ah, espero ese eclipse mientras me desvío y pienso en ella. Voy al piano, me siento y callo. Este silencio imprescindible en cada composición es una respiración. Aunque ustedes no lo sepan…si ustedes , muchachos de siglos antes de la conquista, estoy aquí investigándoles, enriquecimiento de vuestro culto. Hoy habrá un eclipse solar. El temor se asomará para algunas, la comunicación desmesura para otros y lo verdadero otros tantos. Yo en estos instantes, me figuro una pieza, pequeña, sencilla, tímida, pero a la vez despertador de mis sentidos en la huella de mi mañana. Y pienso en ella, siento la frialdad que me blinda mi gana de conversar con alguien. Tocan a la puerta, ella corre, ella ladra y vuelve a mí para avisarme, para que abra. No. No abriré , seré ese océano donde las ballenas callan…callan de tanta y tanta contaminación en las palabras, en los pensamientos de muchas vidas de este mundo. Me quedo con ella, con su perrita, sola y este piano. Cierro los ojos, flaquean mis manos y en la fragilidad de mi aliento toco.

 

 

 

domingo, agosto 10, 2025

HABITACIÓN CERO(NARRATIVA)8

 

8

La habitación cero. Una habitación de paredes blancas. Una habitación gris. Una neblina deambula en mis ojos y todo es confuso. Mi postura , inerte, se fija en esa alma que se extingue en el cansancio de las horas, de los días, de las semanas. Dejó que mi tristeza me empape hasta llegar a una embriaguez oculta, fuera de la vista de ojos en la presencia de una ida irreversible. La habitación cero. Tiene un mobiliario neutro, aprovechando su pequeña dimensión. En esta silla que me siento, donde a ratos dormito con mi mano prieta a la suya sueño…un sueño al ritmo de ciudades inundadas de una calima que agota, que enferma . Mientras a mi viene el oleaje insensato, de espalda, un viejo marinero recogiendo sus redes. Y no se porque me centro en esto. Será por aquel muchacho que me encontré en la estación de camino a ver su padre. Ese muchacho. Esa muchacha. Da lo mismo donde su naturalidad absorbió mi respiración por unos momentos. Salgo de la habitación cero. Una habitación de paredes blancas. Una habitación gris. Salgo del hospital y me arrimo en su proximidad a un acantilado donde rompe las olas. Una gaviota pasa a ras mis ojos. Y no se que impulso, la retrato como imagen en mi móvil. Su vuelo quedará en mi para siempre. Un vuelo casi estático, al acecho de su presa. Un viento tórrido golpea mi espalda y parezco marear. Me sostengo. Respiro hondamente y sigo la gaviota, en su libertad particular, en su silencio. La habitación cero. Enciendo un cigarro y observo como su ida es igual al movimiento de ella, de la gaviota. Cierro los ojos. Sábanas blancas. Suelo gris. La habitación cero donde se concentra la muerte. Me detengo en este acantilado donde rompen las olas. Hermético lanzo un grito callado de queja. Y es que tengo ganas de quejarme, de ser estos lamentos en estos instantes el sabor amargo recorre mis carnes. Me estremezco. Un tremor. Los Dioses de la profundidad de la tierra arrojan todo su mal en la isla vecina. Su olor me llega con lo pesado de este clima. La habitación cero. Adiós madre…adiós madre. En algún lugar, lejos de aquí, un anciano mira a la mar como la miro yo. En algún lugar, lejos de aquí otro ser también es lamento. En algún lugar, a esta misma hora el ruido se hace agresivo…tanto…que moja las emociones en un temblor sin fin. En algún lugar, se habrá estropeado la niñez , la dignidad humana. Sí, en algún lugar de la fragilidad de este mundo todo será mortandad. Estamos aquí, yo frente al mar y tu en una habitación de paredes blancas y suelo gris. Contemplo este océano que nos rodea, que nos protege a su manera en la nada de su pulso. Y yo tomo el pulso. El pulso de subir de nuevo donde te encuentros. El puro de mirarte y mirarte en la dejadez de tu salud. Y pienso que eres joven. Y pienso en la barbarie contrariadas de la ira de esta gente que pleitea hasta fundirse en nichos donde solo seremos la nada. Un aire de bienestar viene a mi pecho y otra vez con lo prieto de tu mano intento aliviar cada dolor que no puedes expresar. Y estás ahí, media despierta, media dormida…conteniendo el aliento una larga despedida. Se siente el ajetreo de las enfermeras que vienen, que van. Se siente un resquicio de tu lucha, de lucha valiente en estos momentos en que la verticalidad de tus alas cae a un largo túnel del que eres huida. Parece que una cuerda se lía en mi cuello, estoy cansada, estás cansada. En este cansancio ajeno a todo lo que nos rodeas nos comprometemos a ser firmes ante lo que viene. Y vuelvo a clausurar mis ojos, quiero sentir tu olor, ese aroma de una prolongada despedida. Aguantamos, solas, en medio de este hospital en la habitación cero de paredes blancas y suelo gris.

 

 

domingo, agosto 03, 2025

HABITACIÓN CERO(NARRATIVA) 7

 

7

Parece y no parece porque es verdad, llega una tormenta veraniega. Yo desde mi ventana dejo que la radio emita las noticias de la actualidad. Noticias que se desvían de lo real, de lo verdadero. Según las ideas políticas, sociológicas y este yo nuestro, expresan su punto de vista a veces cierto otras, falso, modificadas en el interés de una región, de un país, de una ciudad, de sus propios políticos ejerciendo un mando descalabrado. Las guerras no acaban, el genocidio en zonas de este mundo está presente …cavando, cavando tumbas en el anonimato de nuestro conocimiento, de nuestro saber. Y desde aquí, donde la tormenta de verano llega, lo insensato abusa de las vidas que nacieron para la libertad, para expresar ese conocimiento en la senda de sus crecimientos, de ese logro de ser adulto balanceados por la paz. Las once…son las once de la mañana. Un racimo con el escandalo de este tiempo inestable penetra en la isla. Llueve, no de forma calma, sino con la impaciencia de clavar desequilibrio en la isla…en la isla. Esta isla en la que vivo, en la que he nacido. Entretanto por estos momentos no escucho el aullido de la isla vecina, soterrada en su dolor particular. Las noticias hacen pausa Edith Piaf con su Non, je ne regrette rien suena en este estado mío, en esta presencia mía donde mis sentidos toman el rumbo en muelles donde los barcos vienen y fan al son de un faro que parece eterno. No, no me arrepiento de nada . El pasado es cuna que clava cada sombra dejada en mi andar y yo digo “Non, je ne regrette rien”. El agua discurre por toda esta urbe formando arroyuelos de barro que irán a la mar. A la mar…a la mar. Rodeados de un océano bello, misterioso, desconocido cantamos a cada día en que estamos aquí. Non, je ne regrette rien, sigue y me agazapo en los brazos de mis emociones, latentes, caldeadas por la lucha por un adiós inevitable. Y es que es inevitable. Siglo XXI, estamos en pañales con respecto a ese cosmos que nos vigila, inquieto, temeroso ante los resultados de esta civilización. Se forma en mi mente la imagen de una niña, de un niño con su cara sucia, con la tristeza inacabable en sus ojos, desolados. El estruendo de una injusticia. El estruendo de una mentira. El estruendo de lo malvado. El estruendo de la perdida. Acaricia un perro, solo, sola en medio del caos aberrante del ser humano. Y lloro. Y llora. Punzadas revientan mi estómago y por mi ombligo se desprende un gas que enrarece mi entereza. Palpo el chubasco violentado.  Siglo XXI. Analfabetos, incultos sobre la historia de esta mota polvo que orbita en un universo callado. Yo “Non, je ne regrette rien”  y es tan real que me condiciono a su aventura en mis sensaciones. La investigación de la forense tardará su tiempo, esperaré solo, tomaré notas de lo que imagino que pudo pasar. A mi entender una muerte violenta, provocada por la ira , esa ira que aún continua en el avanzar de los siglos en este mundo. Non, je ne regrette rien, no se porque repito esta canción tan famosa de esta cantante. Es como si me produjera una purificación y desde aquí, desde mi ventana donde veo la tormenta de verano tomara el poder de seguir, de continuar con cualquier inquietud que me seduzca.

 

 

viernes, agosto 01, 2025

HABITACIÓN CERO(NARRATIVA) 6

 

6

Sus sábanas, blancas, planchadas. El sol comienza su andadura. Yo frente a ella en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. No habla, intento comunicarme en el inconsciente de su estado y logró visionar un resquicio de que me escucha. Sus ojos cerrados. La llamo…la llamo. Me mira y por momentos mi latidos se avivan con una sonrisa. Estás ahí, postrada en una cama de hospital con la ausencia de cualquier movimiento. Estás ahí y yo aquí, cavilando…pensando que esta ruta del adiós no la quiero. Y me detengo, no quiero permanecer una cama inerte, incomunicada sin el ánimo de la palabra, de esta memoria presente. Dolor. Llanto. La perdida , este adiós prolongado donde no se si hay sufrimiento. No, no lo quiero. Y me afinco en una muerte digna, en un testamento vital donde la eutanasia hable de por mí. No , no quiero ser alargamiento de un proceso lento de esta enfermedad degenerativa donde yo no soy verticalidad. Mis pasos. Mis manías. Mi capacidad de embeberme en mi propio pensamiento con esas ideas de lo que es calidad de vida. Quiero madre una existencia digna, hasta el final. Mi mano aprieta la tuya, no palpo ningún movimiento, pero se todavía me escuchas. Lamento esta situación precoz, inesperada. Me deshielo en un mar donde mi voluntad se fuga y me dejo que las profundidades tomen mi cuerpo, mis sentidos. Me ahogo. Fuera hay 30 grados, sudo, quieta. Un cumulo de tormento despliegan mis alas rotas y vuelo en un agujero infinito donde la bruma me impide, me entorpece. Oh, querida madre, estás aquí, en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Hoy me encontrado a personas que te conocen, me pregunta, sin embargo, yo, muda , desvío la conversación. Me enseñaste a vivir en los senderos de la independencia, de la soledad. Esta soledad mía que me enaltece a medida que pasa el tiempo. Sí, madre. La dignidad de ser y estar es precisa, es necesaria en esta esfera donde todos van a la defensiva con grotescas miradas, con palabras desquiciada. Porqué de ese escudo. Ahí , madre, está enfermedad tuya…incurable. Una ráfaga catastrófica se ha apoderado de ti y caes y caigo y caemos donde nada más tiene cabida. Te miro, aprieto tu mano…no responde. Tu respiración se hace intenso par luego culminar en la calma. Una tormenta atraviesa tu pecho, tu estómago. Y no dices nada. La enfermera entra, me saluda. Yo aquí, con mis ojos puestos en tus ojos húmedos, con el peso de estos instantes indecibles, indescriptibles. Si, madre, quiero una muerte digna. Donde mi conciencia , presente, siga su camino por este cosmos que nos ampara. Ya nos encontraremos madre, no sé cuándo. Tú, resistes, quieres prolongar esta despedida. Tú decides en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Un tren a deshora nos espera. No he recibido llamada alguna…y para qué. …las acciones se toman en vida. Sí, esa vida donde la alegría presenta se entorna en una danza sobre nubes de arco iris.

 

sábado, julio 26, 2025

HABITACIÓN CERO(NARRATIVA)5

 

5

Y despierto. Una llamada esperada. Sumergida en una ducha fría acaba con este calor húmedo de mis carnes. Del sur al norte. Así está afectado el clima del hoy, de este presente donde la humanidad se jarta de extraviar a la tierra en el desahucio. Supongo, imagino, que el eje de la tierra también sufre una especie de tremor que lo hace desviarse de su ruta, por muy poca que sea también afecta a esta atmósfera que nos contiene. Sí, nos contiene en un mundo aislado, protegidos de todo ese cosmos indescriptible, desconocido. Medito por unos instantes, la perrita viene a mí. Con sus azabaches ojos y pelo suave me observa como centinela de mis movimientos , se lo agradezco. El piano calla, por un momento me siento caída, rota. Me restauro en esta soledad mía callada y me visto con ropa ligera. Voy al garaje, mi auto lleno de polvo, de esa calima que se aventura constantemente sobre nosotros. Salgo, las calles en este mes de agosto parecen tatuadas de vacío. Pongo la radio, un aria de Madame Butterfly en su final estremece mis pilares y lloro. Sí, ahora que nadie me ve, cuando la urbe aun, aletargada, me ausenta del bullicio descomunal de toda la semana. Mi mente retrata a mi madre mientras voy al médico forense. La aparto y es que duele este quemor, este duelo mío, solo mío. Llevo las muestras. Está muestra supongo de jóvenes en la aventura del amor, en la aventura de la libertad, en la ventura de una relación en paz.  Ellos se conocieron en algún valle de la isla. Ellos se enamoraron sin pensar lo que traería consigo. Ellos huyeron donde las miradas, donde la muerte no les asestará en lo injusto. Y pensar en esta tierra, aun manchada de ese mal en alguna que otra cultura. Los ojos son muestra de nuestra alma, de ese espíritu que atraviesa nuestro corazón para parir el enfrentamiento con la existencia. Cojo la avenida marítima, no hay tráfico, lo agradezco. A las nueve he quedado con la medico forense. Ellos anduvieron, corrieron donde nadie pudiera localizarlos. Ay queridos enamorados, qué buen amor. Ellos unidos de sus manos daban aliento a su ventura de la huida. Ellos, tan jóvenes, arrebataron la belleza del amor, del querer solo por el mero echo de ser de distinta tribu. Ellos gritaron a los alisios, en la cumbre cuando el mar de nubes los ocultaba a sus Dioses. Y rogaban, abrazados, a ese cielo donde los astros silenciaban sus quejas, sus deseos. Desvestidos de la isla, de sus orígenes, perdidos en la inmensidad de una noche sin luna, de unos días sin soles, de un universo callado fallaron en la huida. Ellos fueron la sombra del silencio. Ellos fueron el sacrificio a sus ancentros en nombre de Achaman. Ellos , dos jóvenes envueltos en las prisiones de las ideas sucedidas en el rigor a medida que se va creciendo. Ellos que quisieron desviarse y vivir como signo de un mañana, felices. Llego, con las mientras me adentro en el edificio. Con las muestras montando una leyenda sobre mis hombros…mis hombros cansados. Las dejo, me despido y retorno en mi casa, pensativa. La dualidad me esparce por una autovía que aun conversa con el vacío. La jornada se despereza con calor, un ambiente nada bueno para estos momentos en las islas. Un tremor. Una boca lamiendo unas tierras de viejas generaciones y un pueblo, una aldea, un campo que se pierde en una lengua de magma. Todavía no calla. No quiere callar. Y ellos, tampoco callan, dicen de las costumbres de ese pasada que en nuestra sociedad, para algunos, no para todos, sería de una naturaleza cruenta. Aquí, en la selva que alborozaba la isla. Cierro la puerta y un haz de agotamiento transpira por mi cuerpo, por mi mente. Me siento donde la ventana donde clama al astro rey , Magec. Ellos luchan como luchan los valientes, entretanto, cada tribu se culpa una a otra y buscan consejo. Viejo donde en la intemperie de mis sentidos para finalizar ante el piano. El piano…el piano, respiro y me es difícil recuperarme pero, lo intento. Y con la soberbia de mis venas me miro ese yo…ese yo mío construyéndome de nuevo, naciendo de nuevo cuando el sol como aquellos aborígenes es brío que grita la vida…la vida. La vida, una rutina que se empeña en ser dispersa o concentrada, según se amanezca. Arrojo cada uno de mis recuerdo en una hoguera, un cigarro viene a mi, un café viene a mi y mi memoria estática me enseña este estado, atrayendo  la vida…la vida.

domingo, julio 20, 2025

HABITACIÓN CERO (NARRATIVA) 4

 

4

Una amenaza se cierne sobre mis espaldas, no la veo, la percibo. Llamadas inconclusas del aullido de tu bien querida perrita. Yo aquí, en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Tu respiración toma una pausa para luego incorporarte a la existencia, dolorosa. Y desde aquí , frente a ti, te hablo en el silencio contenido de mis lágrimas. El humano goza de un gen del mal que no logramos ver solo, con sus actos desparraman más agonía e impotencia en la continuidad de los días, de las noches. Me es indiferente. Ahora, aquí, contigo , con mi mano agarrada a la tuya devastando toda pena, todo dolor que se concreta en tu mirada donde expresa el desequilibrio de tus cimientos. Estás agotada. Estás desesperada. Estás desnutrida de fuerza. Y sigues, perdida en ese submundo injusto, Abominable donde las almas caen presas del pánico, del llanto, del sufrimiento. Razono, lo aborrecible se incrusta en mis entrañas y una real amargura y rechazo sacude mis sentidos. Hemos entrado en una atmósfera donde el odio, los celos, la envidia y el mortificar por mortifica se hace tortura evidente, verdadera. No lo podemos calificar de humano a quien estragos y mal hace. Yo aquí, en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. El rumor de los años se estrecha y te hablo y me hablo. Una conversación pura donde no importa todo lo demás. Tu perrita aúlla, rompiendo todos los pilares de las ganas. Y ella es buena madre…muy buena. Te echa de menos. No soporta este anquilosamiento de tu camino, se le hace difícil y la respeto. Tu ventana da al mar, me asomo. La mala mar se aviva en la jornada del hoy. Un viento soez relampaguea en mi cara. Me calmo y te observo. La herida no deja de supurar. Te echo de menos. Cuando me asomo bajo nuestro techo un resonar de vacío, de la nada rompe, estruja mi verticalidad , parezco caer y no caigo. Me alzo y miro cara a car esta vida del polvo interestelar. Allí volvemos, no hay remedio. Más tarde, más temprano todos nos reuniremos donde los cipreses dan sombra a mirlos y cuervos. Más tarde, más temprano todo quedará en su lugar. Ese lugar donde lo justo soplará en dirección contraria a sus movimientos, a sus pensamientos deficientes. A todo esto, ella está bien, come y sale de paseo con su gracia. En estos momentos brota un beso, de ti no hay respuestas y sin embargo, estás ahí, postrada en una cama. Paredes blanca. Suelo gris. Es hora de comer y comes. Es la única reacción visible que puedo comprobar. Y se que me sientes. Tu entendimiento es aun vital. Consagro estos días a ti, me encomiendo a tu aliento, a tu mano. Aprieta fuerte. Muy fuerte somos, barremos todo mal los cúmulos de las malas lenguas, de la mala fe. Aquí, estamos. Tu y yo. Yo y tú. Esperamos con el viento sur la despedida. Una despedida conversando con el placer de tu mano, mi mano. Mi mano , tu mano. Paredes blancas. Suelo gris. El callar por un instante emerge en mi razón y te sigo observando. El trafico de los sueños emergen en mi empuje de que te recuperes. Otra vida, otro destino se posiciona entre nosotras y tu adiós alargado en la nada coherente con una despedida nos absuelve de todo malestar y la noche llega y yo me voy, tu te quedas en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Hasta luego, te digo.

sábado, julio 19, 2025

HABITACIÓN CERO(3) NARRATIVA

 

3

La madrugada, despierto donde me había quedado, en el sofá. He sentido la llamada de alguien, pronunciando mi hombre. Una llama que se revolvía en el silencio y la angustia. Una angustia que yo ahora poseo, aquí, en este sofá, frente al piano. Parece que solo se deleita con una pieza. Y es que lo escucho, es algo tórrido y triste a la vez. Mi corazón gira y gira entorno a ella, ahora, desde la distancia. Me levanto, con la molicie de esta columna vertebral que quiere quebrarse para no andar más. Me fijo en el piano y calla. Estoy en ese estado de embriaguez de la pena y la esperanza. Esa esperanza que se fuga a cada minuto, cada segundo que paso. Miro el almanaque , los días se agranden, me acogen entre las neblinas de mi sombra y bebo agua….mucha agua. Voy hacia la caja donde están los restos de aquellos cuerpos de las montañas sagradas aborigen de la isla. Cuando espabile, mañana, la llevaré al instituto forense antes de ver a madre. Quiero una solución , un estudio de esos restos para poder realmente construir su historia y narrarla en la cabida de la suposición e imaginación. Aunque ya la tengo en mis manos, quiero asegurarme. Una tribu. Otra tribu. Dos jovenzuelos, casi chiquillos. El de un rango inferior , ella una princesa prometida en lazo de su nacimiento. La huida. Una huida bajo un mar de estrellas que los llevaron hasta ese lugar donde ellos gritaban a sus dioses, donde honraban con sacrificios para la venida de la buena lluvia, de la buena cosecha, de la buena suerte. La búsqueda , frenética, ambicionada de venganza de sed y hambre de muerte. Habían cometido un comportamiento castigado por cada una de las tribus aborigen. ¿Y la muerte, por parte de quién? A ello quiero llegar, ellos abrazados en el último calor de la noche, del día, de las estaciones. Y pensar que aun seguimos igual en muchas culturas, se me eriza la carne, un frío demoledor se incrusta en mis cachetes y respiro. El gen del mal existe, creo. Hay quien hace el mal, por hacerlo y puede ser cualquiera. Siempre con la máscara batalladora de su maquillaje ante una sociedad cegada. Y otra pieza, me siento en el piano y dejo que mis sentidos muevan mis dedos amaestrados matemáticamente en busca de la inspiración. Un piano. No hay partituras solo, los alientos del alma, de esta eviterna melancolía que azota mi contemplación respeto a este mundo. Fuera treinta grados y es la madrugada. Sudo, el ventilador pequeño de la madre, de mi madre me desquita en mi silencio y soledad, solo el piano, algo de fresco. Y no sé que porque siente una tranquilidad majestuosa…demasiada tranquilidad. Esta especie de música, de melodías pequeñas suenan cuando son las tres de la mañana. Sí, las tres de la mañana, cuando la isla duerme, cuando en su agitación mi madre gravita en una habitación de paredes blancas y piso gris. Desde mis sentidos intento llegar a ella, la espera se hace desgarradora. Y a veces es que soy rastros de la desorientación, de esta incertidumbre que me muerde. Y toco. Y me es igual la hora. Las tres, son las tres. La tengo en la mente, junto a sus latidos. Ahora que busco mi yo, su yo. En estas notas las hallo. La madrugada es oscura y callada, solo conversa la música con mi espíritu. De vez en cuando un resoplido insufla mi tensión y me siento caída, perdida , continuo. La música alivia todas las penas.